Anticipar cómo será España en 2050 es cuanto menos complicado. Pese a ello, el Gobierno ha publicado otro de sus planes de futuro en línea con los de España Digital 2025 o Agenda 2030. En esta ocasión apuntan todavía más lejos. España 2050 es un documento creado por 100 investigadores y expertos de distintas disciplinas. Un detallado plan con gran presencia del mundo académico pero que ha acabado presentándose como otro proyecto del presidente Pedro Sánchez, con sus grandes promesas y claramente enmarcado dentro de la propaganda del Gobierno.
A lo largo de las 676 páginas del documento se recogen distintas predicciones y ‘megatendencias’, como denominan a las tecnologías que creen que impactarán en la sociedad. Algunas de ellas son bien conocidas, como la transición digital, los coches eléctricos, la inteligencia artificial o el cambio tecnológico. Repasamos con distintos expertos estas propuestas y os explicamos cuáles son las referencias de ‘España 2050’, cuáles son los proyectos de otros países en los que se han fijado para elaborar este plan.
Tecnalia, OPAL y otros referentes del plan España 2050
Para describir algunas de las propuestas, el plan hace referencia a proyectos de otros países o de España que les gustaría replicar o potenciar. El Gobierno nos presenta un plan con múltiples apartados, desde el mercado laboral hasta el cambio climático, pasando por el envejecimiento o la educación. La tecnología como tal no tiene un apartado propio, pero sí se nombra en múltiples ocasiones para describir cómo puede cambiar cada sector.
La alemana Fraunhofer se coloca como ejemplo de colaboración público-privada. A nivel de empresas, el plan también se fija en países como Taiwán, Corea del Sur o los Países Bajos. Estos son los referentes del Gobierno a nivel empresarial y para el impulso de las pymes. Dentro de España, el plan propone seguir el modelo de Tecnalia, el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico de Gipuzkoa.
El plan España 2050 se fija en Francia, Alemania o Taiwán, pero también en proyectos locales como Tecnalia (Gipuzkoa).
Otra iniciativa que el plan propone imitar es la incubadora «Green Tech», un proyecto lanzado en Francia en 2016 que financia startups que lleven a cabo «innovaciones verdes». Respecto al uso de la IA, la referencia también es Francia con el proyecto OPAL (Open algorithms) y donde Telefónica participa en uno de sus pilotos en Colombia. Uno de los objetivos de OPAL es «usar estadísticas de llamadas telefónicas para establecer modelos de desplazamiento de poblaciones y estimar las necesidades de transporte». Como vemos, el plan pasa por potenciar el uso de las redes para ampliar el estudio sobre la población.
Las referencias del plan en algunos casos no representan especialmente un gran avance. Para la administración pública, se nombra el asistente virtual introducido en 2017 para facilitar las tareas de la administración tributaria. La promesa para 2050 pasa por mejorar esta administración pública, pero ni hasta la fecha hemos visto grandes avances ni parece que las promesas hayan cambiado respecto a las que teníamos hace años.
«El término digital aparece 303 veces», nos explica Borja Adsuara, consultor digital y ex-director de Red.es. «Yo lo que espero es que para 2050 dejemos de hablar de digitalización«. Ese sería el mejor síntoma que realmente hemos mejorado en el aspecto digital apunta el experto, pero por el momento el plan sigue plagado de referencias sobre el cambio tecnológico y la adaptación digital.
Respecto a la tecnología, el propio documento habla de «realismo» de la siguiente manera:
«Es fácil soñar con una España puntera en informática cuántica, Industria 4.0
e Inteligencia Artificial. Sin embargo, la experiencia histórica revela lo difícil que resulta
transformar de manera sustancial la estructura productiva de un país en un periodo breve
de tiempo, o alcanzar a competidores que llevan décadas invirtiendo en el desarrollo
de ciertas tecnologías».
Cierre de colegios, más universitarios e IA para evitar el abandono escolar
La educación marca gran parte de las páginas del documento ‘España 2050’. En este campo, el plan anticipa que se «reducirá la importancia de los datos memorizados y supondrá una revalorización de las competencias sociales, emocionales y creativas». El objetivo pasa por aumentar en 20 puntos los resultados en PISA para las competencias (matemáticas, lectura y ciencia) hasta alcanzar la media de la UE-8. Una mejora equivalente a la que han hecho países como Polonia, Portugal, Letonia o Italia en lo que va de siglo.
El Gobierno anticipa que la población estudiantil se contraerá y esto obligará a cerrar colegios, sobre todo en la España rural. Por el contrario, anticipan que permitirá duplicar el gasto por alumno pasando de los 4.880 euros a los 9.640 euros en 2050. Un nivel equivalente al actual en Dinamarca. Fiel reflejo de todo el margen de mejora que tenemos en educación.
Como uso de la Inteligencia Artificial, el plan apunta que servirá para «analizar las
traducciones realizadas por los alumnos», «corregir los exámenes», «identificar pérdidas de interés» y «detectar de forma temprana riesgos de repetición o abandono». Hacen referencia a sistemas de IA ya utilizados en centros de educación superior para evitar el abandono escolar. Este uso de la IA «plantea dilemas éticos importantes, pero también abre las puertas
a mejoras significativas de resultados», según explican los expertos.
Una de las propuestas pasa por crear una institución independiente que conecte la evidencia científica con las políticas y las prácticas educativas, inspirada en modelos como la Education
Endowment Foundation (Reino Unido), el Best Evidence Synthesis (Nueva Zelanda) o la What Works Clearinghouse (EE.UU.).
Andrés Torrubia, cofundador del Instituto de Inteligencia Artificial, apunta que «un plan sin medios es simplemente propaganda». Sobre la IA nos explicaba que hay que mejorar el conocimiento sobre esta en todos los ámbitos: «es absolutamente vital la formación en IA para todos los niveles (desde técnicos a ejecutivos) como parte de una estrategia nacional, pero no sólo para la administración pública o la educación, sino para todos los sectores productivos».
El plan expone que cada vez más personas están formándose a título individual a través de programas cortos y no reglados, aunque sigue siendo una vía formativa marginal en Europa. Sobre la FP desean aumentar del 11 al 17% en 2050, mientras que sobre la titulación universitaria quieren pasar del 26 al 38%, asegurando que «no es cierto que en nuestro país “sobren” universitarios», aunque sí reconocen que lo que «no está claro es qué tipo de instituciones sabrán satisfacer mejor esta demanda formativa».
Impuestos y más impuestos para luchar contra el Cambio Climático
El Cambio Climático es uno de los campos de batalla claros y aquí el enfoque del plan gira entorno al concepto de impuestos. La idea de los expertos consultados por el Gobierno pasa casi inevitablemente por aumentar la carga fiscal sobre aquello que contribuya a aumentar las emisiones. Las previsiones son optimistas y aseguran que «es probable que nuestro país logre cumplir los objetivos de reducción de emisiones fijados para 2030, incluso en escenarios no especialmente favorables».
El camión seguirá teniendo un rol importante, se potenciará el ferrocarril y se eliminarán los coches de combustión. Para conseguirlo se plantea impulsar el coche eléctrico (baterías, puntos de recarga) y aumentar la carga sobre el diésel y la gasolina. El plan plantea reformar los impuestos de los coches, pasando a gravar sobre su uso real y las características como su peso, su potencia y sus emisiones.
En el transporte, el plan también propone crear una «tasa de viajero frecuente» o el establecimiento de impuestos sobre los billetes de avión según la cercanía del destino», recomendando «prohibir los vuelos en aquellos trayectos que puedan realizarse en tren en
menos de 2,5 horas». Una medida que podría provocar la desaparición del puente aéreo entre Madrid y Sevilla, por ejemplo.
Otras ideas referentes son las zonas de emisiones bajas de Madrid y Barcelona, peajes urbanos como los de Estocolmo, Londres o Milán o las supermanzanas de Barcelona. Tampoco en el apartado de la movilidad falta la referencia a la IA, para mejorar la eficiencia de las rutas.
Todas estas medidas no serían suficientes y el plan plantea que España gire hacia una economía circular, con una menor ingesta de alimentos de origen animal, menos desplazamientos y un menor número de dispositivos. España se plantea establecer una cuota que obligue a las empresas a alcanzar un porcentaje mínimo de materiales reciclados.
A nivel de sostenibilidad, el plan contempla crear una institución similar a la Advanced Research Projects Agency-Energy (ARPA-E) de EE.UU y establecer un etiquetado obligatorio de alimentos sobre el impacto ambiental como los de Francia o Reino Unido. Para la gestión de los residuos municipales, el plan pone como ejemplos los casos de Seúl y Singapur con sus contenedores inteligentes.
Mucha ‘gig economy’, pero nuestra fuerza laboral está en otros sectores
Para la mejora del sistema educativo y laboral, las referencias del plan son la plataforma Skills Match del Departamento de Educación de Australia, para facilitar el reciclaje de los trabajadores afectados por la crisis del coronavirus, y programas como el del País Vasco de acreditación de competencias profesionales. También se apunta a la creación de planes de movilidad temporal para trabajadores, como los programas Eures y Erasmus+.
El mercado laboral experimentará grandes cambios de aquí al 2050. El impacto de la tecnología se ha tratado en muchas ocasiones y el plan también expone sus líneas. Comienza con la expansión del comercio electrónico y la congestión de las ciudades. Para solucionarlo proponen repensar el modelo de la última milla.
Otra de las propuestas pasa por crear más clústeres industriales metropolitanos, como el clúster aeroespacial en Toulouse, el químico en la cuenca del Rin (Bayer, BASF), o el de robótica en Pittsburgh. El plan también plantea la creación de distritos de innovación como el de Boston (Boston Waterfront Innovation District).
El diagnóstico médico (IBM Watson), el asesoramiento legal (Legal Robot), la traducción de textos (Google Translate), la redacción de textos o la composición musical son algunos de los ejemplos que coloca el plan para analizar el impacto tecnológico. La conclusión del Gobierno es que desaparecerán muchas ocupaciones, pero se crearán otros. A lo que añaden la siguiente conclusión:
«Si la tecnología destruyese empleo neto de manera sostenida, los países que más han
automatizado y digitalizado sus economías en las últimas décadas deberían ser los que tuviesen
mayor nivel de desempleo, cuando, en realidad, ocurre justo lo contrario».
Los ejemplos de empleos que cada vez serán más frecuentes son sin duda llamativos: jardinero de Minecraft, entrenador de avatares o jugador profesional de e-sports. «A saber dónde estará Minecraft en 2050», apunta David Maeztu, abogado experto en tecnología. «Vayamos 30 años atrás y pensemos si algún plan que hubiese hecho alguien hubiese servido para el mundo de hoy». Estas nuevas actividades «aceleradas por la ‘gig economy‘, harán crecer el trabajo como autónomos apuntan.
«El plan dice que somos líderes mundiales en el sector bancario, que hay problemas de financiación alternativa a empresas y se citan en la transformación digital el 5G y la IA. Pero no hay ni una referencia a tecnología aplicada a ese sector como las monedas virtuales, emoney, DeFi, etc», expone Maeztu.
Una de las propuestas es la creación de una «plataforma digital estatal que funcione como un job marketplace que conecte a todos los demandantes de empleo con todas las ofertas a nivel nacional, tanto públicas como privadas». Es decir, un «Infojobs nacional». Y como buen punto de partida, el Portal Único de Empleo podría reestructurarse en esa dirección.
El trabajo no puede entenderse sin las empresas. Aquí el plan pasa por impulsar una armonización fiscal a escala internacional, con una reforma del Impuesto sobre Sociedades. Proyectos como la ‘tasa Google’ que enfrenta a Europa y los EE.UU serán previsiblemente uno de los campos de batalla de los futuros gobiernos.
En esta relación entre trabajador y empresa, el plan pone como ejemplo a Suecia, donde se impulsan «fondos del personal asalariado». Una especie de fondos de inversión colectiva donde los dividendos se reinvierten entre los trabajadores.
Menos planear y más aplicar
«No dicen cosas muy distintas de lo que venimos diciendo desde el 2000», explica Adsuara. El experto en el ámbito digital con experiencia en otros planes apunta que el documento está bien, pero le llama la atención el papel del gobierno: «la forma de presentarlo yo creo que no hace bien al plan, con el gobierno auto otorgándose tanto protagonismo. No parece que realmente sea un producto de consenso».
La dificultad de crear un plan tan a largo plazo es evidente. «Es muy difícil hacer algo a tantos años porque la innovación es precisamente lo que no se puede prevenir. Hay una obsesión por presentar planes, pero me gustaría que pasáramos de la fase de diagnóstico a la de tratamiento«, expone Adsuara.
Hasta finales de 2020, el gasto ejecutado de los Fondos Estructurales y de Inversión Europeos (2014-2020) era del 35% en España, mientras que la media de la Unión Europea fue del 57%. Ahora llegan los fondos de recuperación y los expertos apuntan de la importancia de ejecutar estos fondos. No ya de hacerlo con sentido, sino directamente de hacerlo; ya que en ocasiones las trabas administrativas acaban provocando retrasos y que este dinero no llegue a donde debería.
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La noticia
España 2050: en qué proyectos se ha inspirado y qué medidas planea el Gobierno para el futuro en el ámbito digital y tecnológico
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Enrique Pérez
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