Hasta donde me alcanza la memoria, siempre me recuerdo usando teclados de membrana. Nunca, jamás, había usado un teclado mecánico durante varios días porque, bueno, valoraba más que fuese barato y funcional que la experiencia de usar un mecánico. El caso es que he cambiado el ordenador. He montado un ordenador gaming (con sus RGB y todo, cual streamer), he añadido un monitor de 144 Hz, un ratón más decente y, por supuesto, un teclado mecánico.
Reconozco que al principio era un poco reticente. Soy una persona que no es capaz de trabajar con ruido (envidia máxima a los que podéis trabajar con música) y dudaba de si el tikitiki de las teclas me iba a molestar, pero de perdidos al río. Varios compañeros contaron aquí sus testimonios y todos hablaban maravillas, así que puestos a probar, probemos.
Como hice hace algunas semanas con el monitor de 144 Hz, mi idea no es hablar del teclado en sí o hacer una review, sino contaros cómo ha sido mi experiencia personal. Me gustaría contaros lo que aprendí en el proceso de elegir uno y despejar las posibles dudas que puedan asaltar a una persona que no sepa bien por dónde empezar. Sobra decir que los comentarios están a vuestra entera disposición para que contéis vuestra experiencia o deis vuestra opinión.
Por qué cambiar a un teclado mecánico
Siendo completamente franco, no lo sé. O sea, sí lo sé, ahora os cuento, pero no hay un motivo claro como sí lo hubo con el monitor de 144 Hz. Simplemente quería cambiar y probar cosas nuevas. Si tantas personas hablan bien de este tipo de teclados, muy mal se me tiene que dar para que a mí, que me paso media vida delante del ordenador, no me gusten. Ya os adelanto que, efectivamente, así ha sido.
El motivo para cambiar es que yo estaba muy contento con mi antiguo teclado de membrana, el típico teclado de 15 euros que encuentras en una tienda cualquiera, pero de un día para otro empezó a fallar. Y no fallaba un número del teclado numérico o el asterisco, no. Fallaba la «A». O bien no detectaba la pulsación o bien se quedaba pillada la tecla y me escribía un «aaaaaaa» que luego tenía que borrar.
Más allá de que la «A» es una de las letras más usadas en el castellano (solo en lo que va de texto hay unas 300 «a») y de que me gano la vida escribiendo, usaba este teclado para jugar. Y verás, cuando estás jugando a ‘Valorant‘ e intentas ir a la derecha pulsando la «D», pero tu teclado considera más oportuno dejar pillada la tecla «A» y que te mueves a la izquierda, dejándote a la vista del más bueno del otro equipo, mucha gracia no hace.
Total, que como muchas personas que conozco que juegan en PC usan teclados mecánicos, pues decidí comprarme uno. El primero me salió rana y también falló al poco tiempo (no detectaba bien las pulsaciones en la «E» y la «S»), pero finalmente he dado con la tecla, y nunca mejor dicho. El teclado que me he comprado es un Razer Huntsman, que usa switches optomecánicos. ¿Switches? ¿Qué es eso? Pues una de las cosas que aprendí en el proceso.
De switches va la cosa
Como siempre suele suceder en el mundo de la tecnología, basta con que empieces a indagar un poquito sobre un tema para descubrir que hay todo un submundo por detrás lleno de detalles a tener en cuenta. ¿Pensabas que un teclado era una tecla, una placa y listo? ¡Já! Espera a empezar a investigar sobre los Cherry MX y sus colores, es que te vuelves loco.
Lo que suena cuando tecleas no es la tecla, es el switch. La tecla, conocida en este mundillo de los teclados mecánicos como «keycap», es solo la cobertura, lo que tocamos nosotros, pero lo que le da vida al teclado y lo que diferencia a un teclado mecánico de otro son los switches. Dependiendo del switch, que es el interruptor que cierra el circuito eléctrico de la placa para «registrar» lo que escribimos, tendrás una experiencia u otra.
Hay diferentes tipos de switches, pero los más conocidos son los que fabrica Cherry Industrial, los Cherry MX. Cada switch tiene un color que sirve para diferenciar a unos de otros. Dependiendo del tipo de switch, el teclado tendrá una respuesta u otra. Mi compañera Eva hizo una extensa guía con todo lo que hay que saber de teclados mecánicos y recomiendo echarle un ojo. Para el caso, he aquí un resumen de las características de cada switch.
Cherry Mx Blue
Cherry Mx Red
Cherry Mx Brown
Cherry Mx Black
Cherry Mx Speed Silver
Sensación
Switch táctil y sonoro
Switch lineal
Switch táctil
Switch lineal
Switch lineal
Fuerza de accionamiento
60 cN
45 cN
55 cN
60 cN
45 cN
Semirecorrido
2,2 mm
2 mm
2 mm
2 mm
1,2 mm
Recorrido total
4 mm
4 mm
4 mm
4 mm
2,4 mm
Click
Sonoro
Sin un click audible
Sin un click audible
Sin un click audible
Sin un click audible
Todos estos switches funcionan igual: pulsas la tecla, esta deja de ejercer presión sobre una placa de metal que, al liberarse, toca otra placa y cierra un circuito eléctrico. Hay diferentes fabricantes, cada uno con sus colores (por ejemplo, Razer tiene sus propios switches con sus propios colores que, a efectos prácticos, son parecidos a los Cherry MX), pero en esencia funcionan igual. Para gaming, los más populares son los Cherry MX Red por su escasa fuerza de accionamiento y por ser lineales. Para ofimática, Brown o Blue, dependiendo de si te gusta el sonido o no.
Pero buscando diferentes opciones y modelos me topé con algo bastante curioso: los switches optomecánicos. El nombre ya llama la atención, pero más todavía lo hace su funcionamiento. Los switches optomecánicos no tienen una placa de metal, sino que usan un láser. Cuando la tecla no está pulsada el láser está bloqueado, pero cuando se pulsa el láser se libera y activa un sensor. Me pareció tan curioso que al final el Razer Huntsman, que tiene estos switches, se acabó viniendo para casa.
No hay vuelta atrás
Que los switches sean optomecánicos no afecta demasiado a lo que os estoy contando porque, a efectos prácticos, son muy parecidos en sonido a los Cherry MX Blue. Entiendo que una de las preocupaciones principales a la hora de comprar un teclado mecánico es si molesta el sonido, y los switches optomecánicos que hay en mi teclado suenan igual o casi igual que los Cherry MX Blue, que son de los más «ruidosos» o «clickys».
¿Molesta? Depende. A mí no, en absoluto. De hecho, me parece un sonido de los más relajante. Cuando te pones a escribir y estás en racha, es decir, no fallas una sola tecla ni cometes una sola falta, es un gustazo el sonido. Es puro ASMR. No puedo trabajar con música pero reconozco que el sonido del teclado me vuelve loco. Ahora bien, no te lo lleves a una oficina, porque lo mismo tus compañeros empiezan a dejar de preguntarte si quieres ir con ellos a por un café.
No me voy a tirar el rollo de que me recuerda a los primeros teclados de IBM de los 80’s porque por aquellos entonces todavía me quedaba década y media para nacer, así que no puedo hablar de nostalgia. Quizá dentro de unos años, cuando escribamos usando un dispositivo que nos lea la mente acoplado a nuestra cabeza, pueda escribir algo como «¿Recordáis los teclados que hacían ruido? Qué tiempos».
¿Se nota el cambio? Mucho. Lo noté con el primer mecánico y lo noté con el Razer. Los teclados de membrana están muy bien porque son baratos, silenciosos y no requieren que pulses una tecla grande, pero con el teclado mecánico, una vez te acostumbras a las teclas más altas, yo al menos noto más precisión y rapidez al escribir. Ayuda, evidentemente, que apenas tengo que hacer fuerza en la tecla para introducir un caracter. Es una experiencia más suave y me atrevería a decir que más placentera.
Pero donde más lo he notado es en las manos. Como te podrás imaginar, gran parte de mi día a día consiste en escribir, así que las manos se me acaban cansando. Con el teclado mecánico, sin embargo, noto que tardo mucho más en cansarme, posiblemente por lo mismo de antes: no tengo que hacer fuerza en las teclas.
¿Y jugando? ¿Qué hay del gaming? Pues también lo noto bastante. Esto quizá es más subjetivo, pero siento que tengo más precisión al moverme o que, al menos, tengo más control sobre lo que hago. También noto un menor tiempo de reacción, algo que tiene sentido teniendo en cuenta que el recorrido del switch es bastante corto y que la fuerza que hay que ejercer para cerrar el circuito es muy baja. Mi registro de bajas y muertes también agradece que no se me quede pillada la «A» cada dos por tres.
Luego está el asunto del RGB. Por favor, niños, cuidado con el RGB, porque se empieza diciendo que no quieres RGB en tu ordenador y te acabas comprando ventiladores con LEDs y buscando la manera de tenerlo todo sincronizado. Es un mundo al que mejor no entrar. Pero al que le interese, tiene RGB, se puede configurar con diferentes estilos y si tienes un producto Razer Chroma (como mi ratón, un Razer Basilisk) se puede sincronizar con él. Si no te gusta, lo puedes desactivar y ya.
En definitiva, estoy muy contento con el cambio. El sonido del teclado me parece bastante agradable, tengo la sensación de que escribo más rápido y de forma más precisa y noto las manos menos cansadas. Si usas el ordenador de forma casual con un teclado de membrana vas más que bien, pero si lo usas de forma más intensiva o para jugar, yo, a título personal, recomendaría probarlo y salir de dudas. Para mí, desde luego, ha sido un camino solo de ida.
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La noticia
Cambiar a un teclado mecánico tras toda la vida usando teclados de membrana: un camino solo de ida
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Jose García
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