Hay ocasiones en las que, por diversos motivos sobre los que en seguida entraremos en detalle, te verás en la tesitura de tener que cambiar las patas de tu ratón. Sin embargo, estos elementos son bastante delicados y se deforman con facilidad, por lo que si no lo haces con cuidado puedes terminar estropeándolos. Para evitar esto, en este artículo te vamos a contar cuál es la forma correcta de hacerlo para que no se rompa nada y que puedas volver a utilizarlas.
La totalidad de los ratones para PC, y más todavía los ratones orientados al gaming, incorporan unas patas que elevan un poco toda la parte baja del ratón. La función de estas patas es doble: primero, separan un poco el sensor del ratón de la superficie para que pueda enfocar mejor (esto es especialmente importante en ratones ópticos), y segundo, favorecen un mejor deslizamiento por cualquier superficie ya que normalmente están fabricadas en teflón (PTFE) u otro material muy deslizante.
¿Por qué cambiar las patas del ratón?
Puede haber diversos motivos por los que quieras cambiar las patas de tu ratón, y el primero de ellos es obviamente porque el dispositivo ya no se desliza adecuadamente por la superficie. Estas patas están fabricadas en un material muy deslizante que provoca muy poco rozamiento y que por lo tanto tiene un desgaste muy bajo, pero al final el uso es el uso y terminan desgastándose hasta el punto de que se pueden quedar casi en nada.
El segundo motivo puede ser porque no estés satisfecho con el rozamiento que el ratón tiene sobre tu mesa o alfombrilla y quieras mejorarlo; para ello, hay empresas que venden diversos kits de patas que aseguran que son mucho mejores que las que incorporan de fábrica los fabricantes… no vamos a entrar a juzgar eso ahora, pero desde luego hay mucha gente que ha optado por estas soluciones de terceros con el objetivo de mejorar la facilidad con la que su ratón se desliza sobre la alfombrilla.
El tercer motivo tiene más que ver con «quitar» simplemente que con cambiar; en la mayoría de ratones, el fabricante «esconde» los tornillos para poder acceder al interior del ratón bajo estas patas deslizantes, así que nos veremos obligados a retirarlas para poder acceder a los tornillos que nos permitan abrir el ratón (sea para reparar algo, para limpiarlo por dentro, etc.). Este es de hecho el motivo más frecuente y que, además, te interesa que las patas originales no se estropeen para poder volverlas a poner en su lugar.
¿Cada cuánto tiempo o en qué circunstancias se hace?
No hay un tiempo definido en el que digas que ha llegado la hora de cambiar las patas del ratón; simplemente cuando notes que ya no se desliza como debe, echa un vistazo a la zona inferior del dispositivo para comprobar si las patas no están desgastadas por igual, incluso si alguna de ellas se ha quedado en nada.
Igualmente, tal y como hemos mencionado antes también es posible que quieras abrir el ratón, pues como se ve en la imagen de arriba casi siempre el fabricante esconde los tornillos bajo estas patas y deberemos retirar estas patas para acceder a ellos… en esta situación nos interesa que no se reformen o estropeen para poder volver a ponerlas en su sitio, y es cuando hay que tener especial cuidado de no dañar nada.
Cómo cambiar las patas del ratón sin romper nada
La forma más fácil y directa, pero también errónea de quitar las patas del ratón, es meter una herramienta plana -como un destornillador- para hacer palanca y literalmente arrancarlas, pero esto como podéis ver en la imagen de arriba las deformará, y si quieres volver a ponerlas en su sitio para seguir utilizándolas es cuando tendrás problemas.
¿Qué problemas? Muy sencillo: ya no serán completamente planas, tendrán protuberancias, crestas y valles, y ya no deslizarán igual. Además, estas protuberancias harán que el ratón pueda llegar a cojear, ya que no estará a la misma distancia de la superficie en todos sus puntos de apoyo.
Mucho cuidado con esto, nunca quites las patas del ratón de esta manera salvo que las estés cambiando por unas nuevas porque las originales quedarán prácticamente inutilizables.
La manera correcta de hacerlo es, con el ratón desconectado (obviamente) y con la ayuda de un secador para el pelo, calentar la zona de las patas para que se afloje el adhesivo. Es importante que sea un secador de pelo o alguna otra fuente capaz de empujar calor rápidamente sobre las patas, pero no tanto calor que pueda llegar a fundirlas (por lo tanto ni se os ocurra dejar el ratón encima de un radiador porque entonces sí que podríais dañarlo). Repetimos, el instrumento ideal es un secador de pelo.
Ten paciencia, procura no apuntar al sensor, y ten cuidado de no estar utilizando demasiado calor. Normalmente con unos 20 segundos apuntando a cada pata ya deberías ver que, si la tocas con un destornillador (no te recomendamos hacerlo con el dedo porque la superficie estará bastante caliente), la pata se mueve sola.
Esto es sinónimo de que el adhesivo está blando y que ya puedes tirar hacia arriba de la pata de teflón para quitarla. Normalmente con la ayuda de un destornillador plano podrás hacerlo sin esfuerzo, aunque incluso con los dedos no debería costarte mucho (con que esperes 10-15 segundos después de retirar el secador ya no debería quemar como para hacerte daño).
Una vez que ya hayas retirado las patas de teflón originales del ratón ya las podrás cambiar por las nuevas, acceder a los tornillos si es que querías abrirlo, o lo que tuvieras que hacer. Ten cuidado cuando retires las patas originales de no dejarlas boca abajo en cualquier superficie, déjalas con el adhesivo hacia arriba para que no se queden pegadas en otra parte.
Para volver a ponerlas, simplemente calienta las patas durante unos segundos con el secador (en esta ocasión con 5-10 segundos debería ser suficiente para reblandecer de nuevo el adhesivo) y ponlas en su sitio, en este caso apretando bien para asegurarte de que han vuelto a quedar perfectamente fijadas.
The post ¿Tu ratón se frena en la alfombrilla? Así puedes cambiar sus patas appeared first on HardZone.