HardZone – ¿Eran mejores los procesadores viejos que los actuales para Overclock?

El overclock en CPU es una técnica que consiste en elevar la frecuencia de funcionamiento del procesador para exprimir al máximo su rendimiento, a costa de un mayor consumo y una mayor temperatura, motivo por el que cuando vemos récords de overclock en CPU casi siempre han utilizado sistemas de refrigeración con nitrógeno líquido. Los procesadores de generaciones anteriores siempre han demostrado un gran potencial para el overclock pero, ¿se está perdiendo esta esencia en las nuevas generaciones?

Hoy ha salido a la palestra la noticia de que han logrado realizarle overclock a un procesador Intel Core i7-3770K por encima de los 7,09 GHz, un hito que si bien lo coloca «solo» entre los 5 primeros récords no deja de resultar curioso por el hecho de que estén utilizando un procesador Intel Core de tercera generación que tiene ya 9 años de vida. ¿Es que los overclockers profesionales piensan que las CPU modernas tienen menor potencial y por eso vuelven a usar procesadores antiguos?

Overclock en CPU antiguas vs modernas, ¿se ha perdido el potencial?

Es cierto que especialmente los procesadores AMD de arquitectura Bulldozer y Vishera se hicieron famosos por la gran capacidad de overclock que tenían, y prueba de ello es que la inmensa mayoría de los récords de overclock (en términos de velocidad máxima registrada) a día de hoy están copados por estas generaciones de procesadores de AMD. Del top 20 a fecha de hoy, 17 son estos procesadores de AMD.

Tampoco podemos olvidar los famosos procesadores Intel Core de 2ª y 3ª generación, muy apreciados incluso a día de hoy por su enorme capacidad de overclock con la que incluso un usuario novato podía ganar varios enteros de rendimiento simplemente tocando el multiplicador, sin ni siquiera modificar el voltaje, motivo por el que hasta hace no mucho todavía seguían siendo utilizados en PC gaming.

El récord que se ha registrado en el día de hoy para el procesador Intel Core i7-3700K es la prueba de que los overclockers profesionales siguen insistiendo en utilizar CPU antiguas para intentar batir récords de overclock, y no podemos dejar de preguntarnos por qué no están intentándolo con procesadores más modernos que obviamente entregan un mayor rendimiento.

¿Qué pasa con las CPU modernas?

La mayoría de CPU modernas, y especialmente las de gama alta, vienen con el multiplicador desbloqueado para poder realizar overclock fácilmente en la CPU y, sin embargo, parece que el potencial de elevar la frecuencia de funcionamiento con respecto a las anteriores generaciones ha ido en detrimento y ya no es tan sencillo conseguir que el sistema sea estable tras elevar un puñado sus MHz.

Esto tiene que ver con la litografía o el nodo de proceso en el que han sido fabricados. Los procesadores más antiguos están fabricados con procesos anteriores y más grandes, como por ejemplo el Core i7-3770K de la noticia de hoy que tiene una litografía de 22 nm frente a los 7nm de, por ejemplo, los actuales procesadores AMD Ryzen 5000. Una litografía más pequeña implica una mayor densidad de transistores, lo cual permite un mejor rendimiento porque hay más de estos microscópicos aparatos trabajando en la misma superficie, pero también tiene algunos efectos adversos como el hecho de que también se genera una mayor densidad de calor.

Hay que reconocer que en los últimos tiempos las CPU modernas funcionan a mayores frecuencias de fábrica que las más antiguas. Por ejemplo, un Intel Core i7-2600K de 2ª generación tenía una frecuencia turbo máxima de apenas 3,8 GHz, mientras que un Core i9-10900K alcanza los 5,3 GHz como máximo sin que el usuario tenga que hacer overclock.

Teniendo en cuenta que los actuales récords de Overclock no llegan a 9 GHz todavía, esto deja un margen bastante más pequeño en las CPU modernas que en las anteriores; por ejemplo, subir un 2600K a 5 GHz implicaba elevar su frecuencia en 1,2 GHz, mientras que el 10900K ya supera esa frecuencia de fábrica. Esto significa que, efectivamente, los procesadores modernos pueden tener un menor potencial de overclock que los de generaciones anteriores, pero también funcionan a una frecuencia de fábrica más elevada y con una litografía más eficiente que se traduce en un rendimiento por vatio consumido mucho mejor, motivo por el que no es «necesario» realizar overclock para exprimir su rendimiento.

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