Seguramente en los últimos tiempos hayas escuchado o leído acerca del término Edge Computing, un concepto que muchos medios utilizan de manera habitual como algo cotidiano pero que si nadie te lo explica puede resultar un poco complicado de entender. No te preocupes, porque a continuación te vamos a explicar qué es el Edge Computing, en qué consiste y en qué influye el hardware al respecto.
Hoy en día hay una infinidad de tecnologías y términos relativos a ellas que la mayoría de la gente no comprende del todo, conformándose con un concepto básico del mismo para entender, al menos, con qué está relacionado. Edge Computing es uno de esos términos que suena de lo más rimbombante, ya que si sabes un poco de inglés te dará a entender que se trata de algo así como «computación al borde», pero realmente su significado va mucho más allá de este concepto.
¿En qué consiste el Edge Computing?
El Edge Computing es una tecnología diseñada para definir y revolucionar la manera en la que nos conectamos a Internet, entendiéndose por ello la interacción que los seres humanos tenemos con los dispositivos conectados. Se dice que afectará a todas las industrias y sectores, abarcando sectores que van desde la automoción hasta los videojuegos, por lo que como comprenderás su importancia puede ser bastante amplia.
No obstante, para entender cómo funciona el Edge Computing antes es necesario comprender otros términos como la computación en la nube (conocida como Cloud Computing) o el Internet de las cosas (IoT), de manera que sepas qué es lo que sucede cada vez que enciendes tu PC o abres un explorador de Internet en tu Smartphone.
Cómo funciona el Cloud Computing
Hoy en día la nube está muy presente en todas partes, hasta tal punto que muy seguramente la estés utilizando sin ni tan siquiera darte cuenta de ello. Cada vez que subes un archivo a un servicio como Google Drive sabes que lo estás subiendo «a la nube», pero también la estás utilizando cuando por ejemplo consultas la web de tu banco para comprobar tu situación financiera o incluso cuando utilizas una de las muchas redes sociales. Para simplificar al máximo este concepto, podemos decir que cada vez que interaccionas con datos que están en un servidor remoto a través de Internet, estás haciendo uso de «la nube».
El proceso para todo esto es el siguiente: primero tu dispositivo se conecta a Internet y, desde ahí, tu ISP (proveedor de Internet) se encarga de manejar los datos desde tu dispositivo (peticiones) hasta los servidores remotos para luego hacer el camino inverso entregando las respuestas, pero pasando por un centro de procesamiento de datos interno entre medias.
El servidor o centro de datos procesa tus datos, opera con la información y devuelve por lo tanto una respuesta. Por ejemplo, cuando te conectas al correo electrónico desde tu dispositivo (sea un PC o un smartphone, da igual porque los datos están en la nube) le estás pidiendo al servidor del proveedor de correo que te muestre el estado de tu bandeja de entrada de correo electrónico, éste procesa la solicitud, consulta en su base de datos si tienes nuevos correos electrónicos y te devuelve la respuesta que ves en tu pantalla.
Aunque esto parezca sencillo, en realidad el viaje de esta información recorre toda una serie de servidores y equipos y emplea una serie de protocolos y elementos bastante complicado, y esto acarrea una serie de desventajas. Por ejemplo, si vives en España y quieres consultar tu correo electrónico pero el servidor de tu proveedor se encuentra en EE.UU., cada vez que te conectas la información tiene que hacer un largo viaje de ida, esperar al procesamiento de los datos en el hardware del servidor del proveedor, y luego hacer el viaje de vuelta para mostrarte el resultado, lo que da como resultado un largo tiempo de espera.
Ventajas del Edge Computing
La ventaja del Edge Computing con respecto a lo que te hemos explicado hasta ahora es que realmente consiste en, literealmente, «acercar» el poder de procesamiento lo más cerca posible de donde se generan los datos, es decir, consiste en acercar la nube al usuario hasta el mismo borde de la red (por eso se llama Edge), por lo que se reduce muchísimo la latencia. Lo podéis ver bastante claramente en la siguiente imagen animada, cortesía de Telefónica.
Muchos de vosotros os preguntaréis, y con razón, que qué podemos entender por «el borde de la red». El término depende de muchas variables, pero por ejemplo si hablamos de un smartphone, el borde sería la antena de telefonía a la que estás conectado y que te está prestando el servicio de Internet. En el PC que tienes en tu casa, el borde podría ser tu router sin ir más lejos, aunque lo normal es que sea el centro de procesamiento de datos de tu proveedor de Internet.
Y aquí es donde entra en vigor la importancia del hardware, porque dado que estamos hablando de procesamiento de datos es donde los procesadores cobran vital importancia. Los procesadores, como bien sabréis, tienen la capacidad de procesar y manejar datos e instrucciones y, gracias a ello, con el Edge Computing se puede virtualizar las capacidades de un servidor de procesamiento de datos y se habilita la posibilidad de que ese procesamiento se realice en los dispositivos en el borde de la red en lugar de en lejanos servidores.
Esto permite mover información y capacidad de proceso que antes estaban en servidores ubicados en cualquier parte del planeta, en un servicio «en la nube», mucho más cerca del usuario, aumentando enormemente el rendimiento. Esto supone un cambio de paradigma enorme, ya que aunque las funciones son similares, como el procesamiento de los datos sucede mucho más cerca del usuario la velocidad se dispara, la latencia se reduce y la potencia se multiplica.
¿Y cómo influye en los videojuegos?
Desde hace ya algunos años, uno de los mayores retos de la industria del videojuego ha sido el poder ofrecer maneras de jugar en cualquier parte. Desde que la primera GameBoy fuera presentada en 1989 hasta Google Stadia en 2019 las cosas han cambiado bastante, y hemos pasado de una simple consola portátil con batería que permitía jugar de manera individual al juego en la nube que permite disfrutar de grandes videojuegos sin tener que contar con un potente PC gaming.
Para que esto sea una realidad, por supuesto se utiliza el poder de la computación en la nube, y en lugar de procesar los gráficos de los juegos en tu PC, éstos se procesan en potentes servidores remotos que simplemente interactúan con el usuario y envían las imágenes resultantes en forma de streaming. Claro, cada vez que el usuario aprieta un botón tiene que realizar todo el proceso que te hemos explicado antes: la información viaja al ISP, su centro de datos, al servidor en la nube, ésta la procesa y entonces tiene que hacer todo el viaje de vuelta, resultando en una latencia muy alta.
Para que el jugador perciba que el proceso desde que aprieta el botón hasta que éste surte efecto en el juego que ve en la pantalla sea instantáneo, las latencias tienen que ser lo más bajas posible y ahí es donde de nuevo entra el Edge Computing, acercando el poder de ese servidor remoto en la nube al borde de la red y haciendo que la experiencia de juego sea mucho más parecida a que si el usuario estuviera ejecutando el juego en su PC o consola.
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