Xataka – Una compañía de EEUU quiere poner a una IA al mando de su nuevo avión de combate: una idea tan ambiciosa como arriesgada

Estados Unidos tiene una compañía que quiere llevar la inteligencia artificial más allá del laboratorio. Se llama Shield AI y su próxima creación, el X-BAT, apunta a convertirla en protagonista de una nueva era en la defensa. Es un avión de combate capaz de despegar y aterrizar verticalmente, pero su rasgo más llamativo no está en el diseño, sino en su piloto: un sistema de IA llamado Hivemind que tomará decisiones por sí mismo en pleno vuelo. El proyecto busca demostrar que una máquina puede dirigir una misión militar compleja con la misma eficacia —o más— que un humano.

Shield AI no es una recién llegada. Fundada en 2015, ha pasado de ser una pequeña startup a una de las compañías más prometedoras de la defensa estadounidense. CNBC apunta que está valorada en 5.300 millones de dólares tras su última ronda de financiación. Su trayectoria incluye contratos relevantes con organismos como la Guardia Costera de Estados Unidos, que en 2024 le adjudicó casi 200 millones de dólares por su dron V-BAT. Tras ese impulso, la empresa redobló su apuesta por la inteligencia artificial, situando su software Hivemind como el eje de su estrategia y de su futuro avión de combate.

Así quiere Shield AI reinventar el poder aéreo: autonomía total y bajo coste

El X-BAT está diseñado para operar allí donde los cazas convencionales no pueden. Puede despegar y aterrizar de forma vertical, lo que le permite funcionar desde buques, islas remotas o bases improvisadas sin necesidad de pista. Con un alcance superior a las 2.000 millas náuticas (aprox. 3.700 km) y un techo de vuelo que supera los 50.000 pies, aspira a redefinir la autonomía en el campo de batalla. Su estructura compacta, con una envergadura de unos 12 metros, facilita el transporte y almacenamiento: tres unidades caben en el espacio que ocupa un solo caza tradicional.

Como decimos, el verdadero salto no está en la aeronave, sino en la inteligencia que la gobierna. La empresa asegura que Hivemind, su sistema de vuelo autónomo, ya ha sido validado en distintas plataformas y entornos de prueba reales. Según la compañía, puede operar incluso cuando no hay GPS ni comunicación con las bases, lo que le permitiría mantener la misión activa en escenarios donde un piloto humano no podría reaccionar con la misma rapidez. Shield AI describe a Hivemind como un sistema capaz de observar, decidir y actuar en milisegundos, aplicando un ciclo de decisión continuo inspirado en la doctrina militar del “OODA loop”.

De acuerdo a Shield AI, el X-BAT está diseñado para entrar en combate. Puede transportar armamento aire-aire y aire-superficie tanto en sus bahías internas como en soportes externos. La empresa detalla que su arquitectura admite desde misiles ligeros hasta munición de ataque de largo alcance, además de un conjunto de sensores activos y pasivos que cubren todo el espectro de detección. Entre ellos, se incluye un paquete de guerra electrónica que le permitiría operar en entornos con interferencias o ataques de señal. En conjunto, busca combinar sigilo, autonomía y poder ofensivo en un solo sistema.

La propuesta económica de Shield AI es uno de los argumentos más llamativos: la empresa afirma que el X-BAT podría producirse por alrededor de 27 millones de dólares por unidad, una cifra que —si se confirma en producción— sería una fracción del coste de cazas como el F-35, cuyo precio unitario supera los 100 millones de dólares. Esa diferencia no solo reduciría la factura inicial, sino que, según la compañía, permitiría desplegar más aeronaves y multiplicar las salidas en un teatro de operaciones; sin embargo, la reducción de costes esperada depende de economías de escala, cadena de suministro y costes de mantenimiento que aún no están demostrados en producción masiva.

Shield AI asegura que el desarrollo del X-BAT avanza según los plazos previstos. La compañía afirma haber completado pruebas de túnel de viento, motor y sección estructural, además de ensayos de firma radar. Su objetivo es realizar los primeros vuelos con despegue y aterrizaje vertical en 2026, alcanzar capacidad operativa en 2028 e iniciar la producción en 2029. Por ahora, se trata de un calendario interno y no de un compromiso contractual, pero la empresa lo presenta como una demostración de que la autonomía aérea ya no es una idea de laboratorio, sino un programa en construcción.

La autonomía del X-BAT también obliga a pensar en su seguridad digital. Los sistemas controlados por inteligencia artificial dependen de software y redes complejas, lo que los expone a posibles intentos de interferencia o manipulación. Si se alteran los datos que procesan, su comportamiento podría verse afectado. Shield AI no ha detallado aún cómo planea proteger el flujo de información del avión, aunque en programas de defensa no es inusual que ciertos aspectos técnicos se mantengan bajo reserva.

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Una compañía de EEUU quiere poner a una IA al mando de su nuevo avión de combate: una idea tan ambiciosa como arriesgada

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Javier Marquez

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