Una barra de pan de supermercado o panadería básica suele rondar el euro en muchas ciudades. Un café de máquina automática en estaciones, hospitales o universidades también se encuentra a ese precio (vale, no siempre). En supermercados, frutas de temporada como una manzana grande, un plátano o una pieza de fruta suelta pueden rondar el importe. Incluso un billete sencillo de autobús en algunas ciudades todavía se acerca al euro.
Lo que nunca íbamos a imaginar es que lo que cuesta una barra de pan, cuestan 18 cazas de combate.
Una transferencia estratégica. La transferencia de 18 cazas F-16 de los Países Bajos a Rumanía por el precio simbólico de un euro es, en apariencia, un gesto administrativo, pero en la práctica constituye un movimiento estratégico con implicaciones directas para la arquitectura de seguridad europea y para la guerra en Ucrania.
La operación formaliza la plena incorporación de estos aparatos al European F-16 Training Center (EFTC), instalado en la Base Aérea 86 de Fetești, en el sureste de Rumanía, y cuya función es formar pilotos rumanos y ucranianos en el manejo del F-16 bajo estándares interoperables de la OTAN.
Más. La presencia de estos aviones en territorio rumano ya no depende de la propiedad neerlandesa, lo que permite ampliar y asegurar las plazas de entrenamiento, ajustar los ritmos formativos a las necesidades aliadas y consolidar a Rumanía como país clave en el flanco oriental, en un contexto marcado por la presión rusa en el Mar Negro y en la frontera con Ucrania.
Rumanía como hub. El EFTC se ha convertido en un espacio donde instructores, pilotos y personal técnico de múltiples países de la OTAN y Ucrania trabajan bajo métodos homogéneos, asegurando que los nuevos operadores del F-16 no solo aprendan a volar el aparato, sino también a integrarlo en doctrinas de defensa aérea, control del espacio aéreo y operaciones combinadas.
El centro se beneficia de una estructura tripartita: Rumanía aporta la base, la infraestructura y el apoyo logístico; los Países Bajos aportaron los aviones, y Lockheed Martin, como fabricante, suministra instructores y mantenimiento avanzado.
Implicaciones en la guerra. Esta combinación facilita la formación de pilotos ucranianos en un entorno que reproduce patrones de misión reales y que, además, garantiza la rotación constante de cursos sin depender del espacio aéreo estadounidense o de estructuras dispersas.
El hecho de que estos F-16 sean modelos europeos de estándar AM/BM, los mismos que Ucrania ha comenzado a recibir de varios aliados, permite una continuidad inmediata: lo que se aprende en Rumanía se traduce sin transición a la operación en combate.
Relevancia para Ucrania. La nación ha recibido compromisos de entrega de decenas de F-16 por parte de Países Bajos, Dinamarca, Noruega y Bélgica, y su llegada ha marcado un punto de inflexión lento pero acumulativo en la modernización de su fuerza aérea, hasta ahora dominada por MiG-29 y Su-27 de diseño soviético. Los pilotos formados en Rumanía (y en paralelo en Estados Unidos) están ya operando en misiones defensivas frente a los ataques rusos con misiles y drones, y el valor del F-16 depende tanto de su número como del grado de entrenamiento y de la capacidad para sostener su mantenimiento y doctrina.
En ese sentido, el EFTC es una pieza estructural, ya que garantiza no solo el aprendizaje inicial, sino la capacitación continua, la acumulación de instructores ucranianos y la integración doctrinal con aliados que ya dominan el aparato desde hace décadas. Además, la posibilidad futura de que estos mismos aviones transferidos a Rumanía terminen en Ucrania no está descartada, especialmente a medida que Rumanía avance hacia la adopción del F-35, previsto para después de 2030.
Implicaciones. Plus: el fortalecimiento del EFTC refleja un cambio más amplio en la defensa europea: la reducción progresiva del número de operadores de F-16 en Europa occidental, reemplazados por el F-35, ha dejado espacio para reorientar estos aparatos a funciones de entrenamiento, interoperabilidad y refuerzo del flanco este.
Rumanía, junto con Bulgaria y Eslovaquia, forma parte del grupo de nuevos operadores del F-16, convirtiéndose en receptores de capacidades antes concentradas en países del norte y oeste. Este desplazamiento geográfico de capacidades aéreas hacia el este es significativo porque acompaña el desplazamiento del centro de gravedad estratégico de la OTAN tras la invasión rusa de Ucrania. La formación, el mantenimiento, la doctrina y la capacidad de respuesta se concentran ahora en territorios más próximos al posible enfrentamiento.
Otras transferencias. La venta simbólica de armamento entre aliados tiene precedentes relevantes que muestran cómo el precio financiero puede ser irrelevante frente al objetivo estratégico. El caso más conocido es la transferencia de 22 cazas MiG-29 de Alemania a Polonia en 2002 por un euro por unidad, operación que permitió mantener la capacidad aérea polaca mientras Berlín avanzaba en su modernización y que, años más tarde, facilitó el envío de esos mismos aparatos a Ucrania.
Otro ejemplo es la cesión de antiguos guardacostas de la clase Hamilton por parte de Estados Unidos a Filipinas por un dólar, dentro del programa Excess Defense Articles, reforzando la capacidad naval filipina en el mar de China Meridional sin un coste prohibitivo. A ello se suma la transferencia de obuses autopropulsados M109L desde arsenales italianos hacia Ucrania, también bajo condiciones simbólicas, cuando la prioridad ya no era su valor contable, sino poner en manos del ejército ucraniano sistemas probados, reparables y compatibles con munición disponible.
A un euro. La venta por un euro no es un gesto simbólico aislado, sino la formalización de un proceso de transferencia de capacidades que consolida a Rumanía como nodo estratégico de la OTAN en el entrenamiento y la preparación aérea, refuerza la base técnica de la fuerza aérea ucraniana en transición, y refleja el reajuste estructural de la defensa europea hacia el este.
El EFTC proporciona no solo pilotos, sino también doctrina, interoperabilidad y continuidad operativa en un momento en el que la estabilidad del flanco oriental depende tanto del número de aviones como de la calidad y coherencia de quienes los operan.
Imagen | US Air Force, Dutch Ministry of Defense, Romanian Ministry of Defense
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La noticia
Una barra de pan cuesta un euro en el supermercado. Por el mismo precio Europa acaba de comprar 18 cazas de combate
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Xataka
por
Miguel Jorge
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