Más vale tarde que nunca. Los portátiles de Razer siempre han destacado por su potencia y prestaciones, pero hasta ahora no era posible conseguirlos adaptados al mercado español. Eso cambia ahora con un desembarco que por fin permite acceder a estos equipos, y para demostrar sus capacidades tenemos con nosotros a un protagonista de excepción.
Se trata del Razer Blade 15 Advanced, una verdadera bestia gaming que cuenta con un panel a 240 Hz, uno de los micros de Intel más potentes y, sobre todo, una fantástica NVIDIA GeForce RTX 3080 que es la que aporta verdadero músculo a la hora de convertir este equipo en un maquinón para gamers exigentes. He aquí nuestro análisis de un equipo que parece llegar diciendo «aquí estoy yo».
Ficha técnica del Razer Blade 15 Advanced
Estamos ante uno de los portátiles más potentes del mundo, y eso se nota en una hoja de especificaciones impecable. En primer lugar, por su procesador principal, un Core i7-10875H que con sus ocho núcleos (parte de los cuales pueden alcanzar los 5,1 Ghz en situaciones exigentes) da margen de maniobra tanto para trabajar como para jugar sin pérdida de fluidez.
En el modelo que hemos analizado ese procesador se ve acompañado de nada menos que 32 GB de memoria RAM DDR4 a 2.933 MHz y de una unidad SSD M.2 NMVe de 1 TB que, como veremos, se comporta de forma sobresaliente.
Sin embargo la verdadera protagonista de este equipo es su tarjeta gráfica, una NVIDIA GeForce RTX 3080 con 8 GB de memoria GDDR6. Su potente GPU es responsable de un rendimiento fantástico en videojuegos, y es toda una declaración de intenciones para otros fabricantes que quieren competir en este nicho de mercado.
Razer Blade 15 Advanced
Pantalla
15,6 pulgadas, QHD (2.560 x 1.440 px)
240 Hz, 100% sRGB, calibración de fábrica
Procesador
Intel Core i7-10875H
8 núcleos a 2,3 GHz (hasta 5,1 GHz en modo Turbo)
Tarjeta gráfica
NVIDIA GeForce RTX 3080 (8 GB GDDR6)
Memoria RAM
32 GB DDR4 a 2933 MHz
Almacenamiento
1 TB SSD M.2 NVMe
Ranura M.2 adicional
Conectividad
Wi-Fi 6E, Bluetooth 5.2
Puertos
1 x USB-C (Thunderbolt 3)
3 x USB-A (USB 3.2 Gen. 2)
1 x USB-C (USB 3.2 Gen. 2)
1 x Lector SD
1 x HDMI 2.1
Audio
Altavoces estéreo, soporte THX Spatial Audio
Soporte del códec 7.1 (vía HDMI)
Conector de auriculares
Batería
80 Whr
Adaptador de 230 W
Webcam
Sensor de 1 Mpx (720p)
Soporte Windows Hello
Software
Windows 10 Home
Dimensiones y peso
355 x 235 x 16,99 mm
2,14 kg
Precio
Razer Blade 15 Advanced model – Ordenador portátil Gaming de 15.6’’ QHD 240Hz (Intel Core i7-10875H, 32GB RAM, 1TB SSD, Nvidia RTX 3080-8GB, Windows 10) Negro – Teclado QWERTY Español
Estamos también estupendamente cubiertos en el ámbito de la conectividad alámbrica e inalámbrica (atentos al soporte Wi-Fi 6E y es ahí donde encontramos varios puertos que, eso sí, no nos libran del puerto propietario de carga.
El equipo hace uso de un adaptador de corriente de tamaño considerable pero que no es tampoco «monstruoso», sobre todo teniendo en cuenta los requisitos que exige una bestia portátil como esta.
Es posible encontrar tanto un lector SD como un especialmente interesante conector HDMI 2.1, una de las notas destacadas de un equipo claramente ‘futureproof’, esto es, preparado para ser aprovechado en el futuro con monitores externos que puedan sacar partido de ese estándar.
Diseño: ¿de verdad cabe una RTX 3080 en un equipo tan delgado?
Sí que cabe, sí. Esa es probablemente la sorpresa más destacada de un equipo que por grosor no parece un equipo gaming. No es especialmente más grueso que mi Dell XPS 13 (9343), que ciertamente ya tiene sus añitos (seis, de hecho) pero que no es ni mucho menos un equipo gaming y podía hacer muchos más esfuerzos en ese apartado.
Sin embargo el Razer Blade 15 Advanced es sorprendente por ese grosor que, eso sí, se ve incrementado por dos tiras de goma en la parte inferior que permiten que la base no esté directamente en contacto con la superficie en la que la apoyamos. Eso favorece la ventilación del equipo, algo crucial en un equipo gaming como este, pero ni siquiera con esa ayuda podemos esperar milagros, como veremos más adelante.
A Razer le gusta desde hace el color negro, y el nuevo portátil gaming no es una excepción. El logotipo de la marca en color verde vuelve a ser el elemento destacable de la carcasa superior —todo el chasis es de metal—, pero por lo demás estamos ante un exterior «plano», con un negro mate que es todo un atrapahuellas pero que también le dota de un aspecto imponente.
No es solo el aspecto, ojo. Estamos ante un equipo contundente que puede no ser especialmente grueso, pero que desde luego tiene un peso que ya no engaña tanto: sus algo más de dos kilos hacen que sea manejable, desde luego, pero no especialmente ligero. Pero claro, estamos ante una verdadera bestia, y esa potencia y rendimiento tienen sus contrapartidas. Esta es una de ellas.
Los laterales están plagados de puertos. En el derecho, un lector de tarjetas SD, un puerto USB-C, uno USB-A y un puerto HDMI completo. En el izquierdo, dos puertos USB-A, un puerto USB-C, el conector de auriculares y el conector de corriente, que tiene un curioso formato propietario que es tan solo ligeramente más grande que el puerto USB-C.
El frontal es somero, sin estridencias, y el hecho de que la base sea tan «contundente» como decíamos hace que sea posible levantar la tapa con un solo dedo (aunque con algo de esfuerzo). En la parte trasera no hay puertos de conexión, y lo que sí tenemos a la vista son las rejillas de ventilación que no solo están orientadas hacia fuera, sino también hacia abajo.
De hecho una vez le damos la vuelta al equipo y observamos su parte inferior comprobamos que en Razer tratan de dar salida al calor de diversas formas. Esas rejillas traseras están situadas tanto en la parte trasera como en la inferior, pero además encontramos las dos tiras del soporte de goma que son sensiblemente más gruesas de lo normal (interesa tener el equipo «en alto» para la refrigeración), y además dos rejillas adicionales en la zona donde se encuentran los ventiladores del equipo.
Una vez abrimos el equipo, nos encontramos con ese dominio casi absoluto del negro. Solo las pegatinas que indica cuál tecla es cuál (y algunas pegatinas en el equipo) permiten escapar de ese tono absolutamente oscuro. Lo primero que destaca es el touchpad, enorme y que recuerda a los también gigantescos paneles táctiles de los MacBook incluso en su tacto.
El teclado es amplio, pero aquí no hay teclado numérico integrado, y en lugar de eso Razer ha colocado dos rejillas a ambos lados del teclado de las que sale el sonido del equipo. La única nota discordante es quizás el botón de encendido del Razer Blade 15 Advanced, que está en la parte superior derecha del teclado pero que no forma parte del teclado como tal: está fuera, inmerso en la rejilla derecha de altavoces.
El teclado tiene una distribución adecuada con una gran tecla Shift derecha y quizás curiosamente unas teclas de cursor que en el caso de las flechas de arriba y abajo comparten posición, así que ambas tienen la mitad del tamaño convencional.
Por lo demás nos encontramos con un teclado convencional en su distribución adaptada perfectamente al español (con su espléndida eñe) y que cuando el equipo está apagado casi pasa desapercibido.
Hay no obstante dos elementos que no nos convencen del todo en el diseño del teclado y del equipo. En primer lugar, la retroiluminación ilumina la etiqueta principal de la tecla, pero no su función secundaria de serie. En el «8» por ejemplo, no se ilumina el pequeño paréntesis, así que esas referencias visuales se pierden un poco si estamos a oscuras.
En segundo, los bordes del equipo son demasiado afilados, y la ausencia de una cierta curva hace que en algunos momentos deseemos hasta situar un reposamuñecas para trabajar más a gusto. No es un grave problema y probablemente es cuestión de adaptarse a este tipo de diseño, pero al menos en mi posición de escritura al teclado suelo apoyar la muñeca en el filo de la base del portátil y de cuando en cuando eso acaba siendo molesto.
Por supuesto eso cambia cuando encendemos el equipo. Es en ese momento cuando podremos sacar provecho de Razer Synapse, ese centro de control ya conocido que permite personalizar diversos apartados del equipo y, sobre todo, uno: la retroiluminación, que permite lograr que podamos establecer distintos patrones para distintos grupos de teclas y que desde luego es una de las características diferenciales de los equipos y periféricos de Razer.
La pantalla tiene unos marcos reducidos en los laterales, pero la cosa cambia en el marco superior —donde encontramos la webcam y la cámara IR para Windows Hello— y sobre todo en la parte inferior, donde el marco es bastante grueso aunque allí Razer no haya aprovechado para integrar ningún tipo de logo o marca identificativa. Aquí está claro que el fabricante no quiere presumir demasiado de quién está detrás del equipo. Como si quisiera demostrarlo de otra forma. Y vaya si lo hace.
Mucha pantalla para mucho portátil
Uno de los puntos destacados de este nuevo modelo de Acer está en su pantalla, que no parece nada especial por su diagonal (15,6 pulgadas) hasta que uno observa que tiene una resolución estupenda (QHD, 2.560 x 1.440) y que sobre todo logra ofrecer una tasa de refresco aún más estupenda considerando esta resolución: llega hasta los 240 Hz.
No solo eso: la pantallacuenta con soporte de tecnología NVIDIA G-SYNC, pero además su reproducción de color y su brillo son notables. Obviamente no tanto como los que ofrece el modelo con pantalla OLED táctil y resolución 4K, aunque en ese caso sacrificamos esa excepcional tasa de refresco.
Para un portátil gaming como este creemos que esta variante es mucho más adecuada, aunque también hay un modelo con pantalla Full HD y tasa de refresco de nada menos que 360 Hz.
En conjunto la variante QHD a 240 Hz que hemos analizado nos parece la más «redonda», sobre todo porque esa resolución es estupenda si queremos «trabajar» y no jugar, pero además porque será difícil sacar partido real de los 360 Hz de la variante Full HD (o notar la diferencia con los 240 Hz de esta edición).
Es evidente que para sacar partido de esa pantalla la gráfica dedicada de NVIDIA es fundamental: esos 240 Hz dan mucho margen de maniobra, y aunque no alcanzaremos esa tasa de FPS en juegos exigentes (sobre todo si los jugamos a calidad «Ultra»), sí será posible disfrutar de la suavidad de esa tasa de refresco si hacemos algunos sacrificios en el nivel de detalle y, en ocasiones, en la resolución.
La RTX 3080 es una bestia, pero tampoco puede hacer milagros. Es importe señalar aquí que el equipo hace uso de la tecnología NVIDIA Optimus, que permite alternar entre los gráficos integrados del chip de Intel y la GPU de NVIDIA.
Cuando la carga del sistema sea reducida y no estemos jugando la GPU integrada será una opción más adecuada para alargar la vida de la batería, pero cuidado porque será necesario forzar el uso de la GPU de NVIDIA si queremos aprovechar la tasa de refresco de 240 Hz.
Es importante señalar que ya no es posible cambiar la tasa de refresco desde el software Razer Synapse, y es necesario acudir al Panel de Control de NVIDIA y, en último caso, habilitar solo la GPU dedicada en la BIOS si queremos forzar esa tasa de refresco de modo permanente. Eso, claro está, tendrá impacto en la autonomía del equipo.
Ruido y calor: esta potencia no sale gratis
Tener un equipo de estas dimensiones con esta potencia es todo un desafío, y eso se nota cuando ponemos al Razer Blade 15 Advanced a prueba con juegos y tareas exigentes. La tecnología de refrigeración de este fabricante es destacable, pero no puede evitar que (como en muchos otros portátiles gaming) no aparezcan los inevitables efectos colaterales de aprovechar esas especificaciones.
Esos efectos colaterales son dos: el ruido y la temperatura. Los ventiladores del Razer Blade 15 Advanced entran en acción en cuanto sometemos al equipo a una carga que ponga en marcha su RTX 3080, pero ni siquiera con ellos se logran aplacar del todo las temperaturas generadas por sus componentes: el equipo se hace incómodo de usar sobre las piernas, por ejemplo, pero el calor generado se aprecia también claramente en el teclado.
Y con el calor llega el ruido de los citados ventiladores, que es más agudo que elevado y que resulta bastante más molesto que el tema del calor. Se puede soportar, pero es evidente que para usar este equipo en sesiones de juegos prolongadas casi resulta imprescindible pensar en usarlo con auriculares que nos permitan aislarnos de ese agudo sonido que rodea constantemente a esa experiencia.
El ruido no está presente en todo momento cuando jugamos, pero a medida que vamos exigiéndole al equipo (y sobre todo, a su gráfica), ese agudo bufido irá incrementando inevitablemente de volumen. Los auriculares no solo nos aislan del problema: el equipo cuenta con certificación THX Spatial Audio, que no solo nos envuelve sino que puede ayudarnos por ejemplo a situar a nuestros enemigos en juego multijugador. Hay que destacar que esta tecnología está habilitada por defecto en los altavoces del equipo y eso puede crear cierta reverberación en ciertos casos, pero ese efecto desaparece cuando usamos auriculares.
Esa potencia también afecta a la autonomía de la batería, pero esta es sorprendentemente buena para un equipo tan enfocado al gaming como este. En sesiones de trabajo convencionales (sin juegos) la autonomía se alarga a las ocho horas y media sin problemas gracias a la tecnología Optimus y al hecho de que la gráfica dedicada no se utiliza.
La cosa cambia en sesiones de juego: si dependemos de la batería el rendimiento no será el que logremos con el equipo conectado a la corriente —algo obligatorio si queremos disfrutar de las verdaderas prestaciones del equipo—, y aún así la batería será bastante más reducida: en nuestras pruebas se acercó a las tres horas y media.
Cómo es trabajar y sobre todo, jugar, en esta bestia
Resuena en mí el viejo «un gran poder conlleva una gran responsabilidad» del viejo Spidey mientras analizo este equipo: ¿es esta potencia suficiente excusa para ese ruido y ese calor generados? ¿Lo es para un precio que desde luego sitúa este equipo muy por encima de otras opciones?
En muchos sentidos, desde luego, lo hace, pero diría que no al menos en el territorio de la productividad, donde el equipo de Razer es demasiado potente: es cierto que en esos casos no necesitaremos la gráfica dedicada y que afortunadamente con NVIDIA Optimus ese comportamiento se automatiza, pero tenemos aquí demasiadas opciones que se desaprovechan si no vamos a usar el equipo fundamentalmente para jugar.
Está desde luego esa llamativa retroiluminación del teclado, que podemos personalizar hasta el absurdo —tecla a tecla, si somos picajosos— pero que no parece tener tanto sentido en el ámbito de la productividad. Lo mismo ocurre con esa tasa de refresco, que desde luego notamos al desplazarnos por sitios web, pero que es quizás hasta exagerada para un equipo si como digo el foco es el de trabajar con él.
Con esto no quiero decir que no sea un equipo para trabajar: solo digo que probablemente sea demasiado equipo para trabajar. Salvo en el caso de escenarios muy específicos (desarrollo con mucha virtualización, diseño 3D, edición de vídeo) estaremos ante un portátil del que desaprovecharemos mucho de su potencial, pero claro, la cosa cambia en el otro apartado.
Hay que adelantar no obstante que la reproducción multimedia es también impecable, y disfrutar de contenidos de vídeo es otro de los puntos fuertes de este equipo, que cuenta con un sistema de altavoces más que decente —esas dos rejillas en los laterales dan mucho juego— aunque una vez más lo ideal es aprovechar la salida de auriculares.
Si realmente vamos a aprovechar su faceta como equipo gaming, es difícil ponerle peros al Razer Blade 15 Advanced. La pantalla es fantástica por su resolución y tasa de refresco, y permite aprovechar al máximo esa potencia que brinda la RTX 3080 de NVIDIA. Jugar aquí es una delicia, e incluso activar el trazado de rayos en juegos que lo soporten es perfectamente factible, aunque en estos casos habilitar también la tecnología DLSS es especialmente útil para evitar que la tasa de FPS caiga demasiado.
Nosotros lo hemos comprobado en diversos títulos en los que la fluidez era la norma: las tasas de FPS eran elevadas y los tiempos de respuesta eran siempre perfectos. Aquí se impone jugar con ratón (el touchpad no suele ayudar) y desde luego con auriculares. Diría más: un teclado externo tampoco es mala idea en ciertos casos aunque tengamos que situar el portátil algo más apartado de nosotros: la temperatura que alcanza la superficie del portátil puede llegar a ser algo molesta, aunque por lo general es totalmente asumible y no llega a ser incómoda.
El único hándicap en esas sesiones de juego y trabajo es uno sorprendente: la webcam de los Razer Blade 15 Advanced ofrece una calidad muy pobre, con un tratamiento del ruido y la luz que desde luego desmerece al resto de la configuración. Teniendo en cuenta que muchos gamers son también usuarios activos de Twitch a la hora de hacer streaming de sus partidas, esta webcam es muy poco recomendable para esa faceta.
Rendimiento del Razer Blade 15 Advance
El análisis del rendimiento de este equipo se ha realizado en dos apartados separados, estando el primero dedicado a las pruebas sintéticas que solemos pasar a cualquier equipo de sobremesa o portátil que pasa por nuestras manos.
En el caso del Razer Blade 15 Advance el resultado de esa batería de pruebas es desde luego fantástica. El Core i7-10875H ha dado muestras de su fortaleza en prácticamente todos los escenarios y desde luego se trata de una opción más que relevante para un equipo gaming como este, ya que evita que la CPU pueda convertirse en un cuello de botella a la hora de jugar.
Lo que brilla sin duda es la gráfica, que como veremos es un valor seguro tanto en estas pruebas sintéticas como en las pruebas de rendimiento en juego que encontraréis más adelante. Veamos primero los resultados de estas pruebas sintéticas, en las que nos hemos centrado en el comportamiento de la CPU con respecto a portátiles no gaming: el rendimiento es como decimos notable, pero por ejemplo el microprocesador del Surface Laptop 4 es un duro competidor en sesiones de trabajo convencionales.
Razer Blade 15 Advanced (Core i7-10875H, RTX 3080)
Surface Laptop 4 (Ryzen 7 4980U, Radeon Vega)
Dell XPS 13 (9700, Core i7-1065G7, Iris Plus)
PCMark 8 Home
3.936
3.809
3.257
PCMark 8 Creative
5.370
4.395
4.050
PCMark 10
5.575
4.796
N.d.
GeekBench 5 (Single / Multi)
1.294 / 6.304
1.053 / 6.663
1.054 / 3.170
3DMark Cloud Gate
42.348
19.586
10.649
3DMark Sky Diver
42.742
12.427
7.873
Cinebench R20 (Multi)
2.663
3.428
N.d.
La cosa cambia en el siguiente apartado en el que analizamos el rendimiento en juegos, pero ya queda claro lo que podemos esperar de un portátil tradicional frente a uno gaming de altas prestaciones como el de Razer con pruebas sintéticas como las que hemos realizado con el banco de pruebas de 3DMark, donde esa RTX 3080 deja lógicamente muy atrás a sus competidores.
Esas pruebas sintéticas son por supuesto solo parte de la historia. El rendimiento en juegos es probablemente el que más importa a los potenciales usuarios de este portátil gaming, y aquí realizamos pruebas con varios títulos exigentes para comprobar qué podíamos esperar del equipo.
Hemos querido comparar el Razer Blade 15 Avanced y su RTX 3080 no ya con otros portátiles gaming, sino con dos gráficas de sobremesa como la RTX 3080 estándar (sin las ataduras y limitaciones que impone el chasis, potencia y refrigeración del portátil) y la Radeon RX 6900 XT.
En todos los casos hemos comparado rendimientos en resolución 1080p y 1440p en modo DX12 y siempre con las opciones de suavizado y detalle al nivel máximo posible en las opciones del juego.
Aquí por tanto exigíamos lo máximo posible a todos estos títulos, y hay que destacar por ejemplo que el rendimiento en FPS es notablemente superior si reducimos por ejemplo el suavizado. Lo mismo ocurre con títulos en los que queramos aprovechar el trazado de rayos o raytracing: podemos aprovechar esa opción sin DLSS, pero activarla en juegos que la soportan sale totalmente a cuenta, como ya hemos visto en los análisis de esas tarjetas gráficas.
Como se puede apreciar, el resultado deja claro que tener una RTX 3080 de sobremesa no es lo mismo que tener una RTX 3080 en un portátil: el rendimiento se ve reducido entre un 40 y un 50%, pero insistimos: estamos hablando de un portátil que tiene un grosor de apenas 20 mm, que es mucho menos del grosor que tienen las RTX 3080 de sobremesa.
Aquí simplemente queríamos reflejar que el rendimiento en todos los juegos es sencillamente excepcional para un portátil gaming, sobre todo teniendo en cuenta que hemos activado absolutamente todas las opciones para que el juego se disfrute con las opciones visuales al máximo.
Incluso sacando partido del equipo con un monitor externo el rendimiento seguirá siendo una maravilla para cualquier gamer, y desde luego aquí los sacrificios que hacemos en potencia respecto al formato ultraportátil del equipo no decepcionan en absoluto. Aquí es importante destacar la presencia de ese puerto HDMI 2.1 que permite desde luego aprovechar todas las ventajas de ese estándar.
Hemos tenido también la oportunidad de analizar otros apartados del equipo, como su unidad SSD de 1 TB, que se comportó de forma excepcional y arrojó unas tasas de lectura y escritura de 3.033 y 2.784 MB/s respectivamente.
Razer Blade 15 Advanced, la opinión y nota de Xataka
Los datos de rendimiento dejan claro que este es un equipo netamente orientado al gaming: seguirá comportándose de forma fantástica en sesiones de trabajo, pero también lo hacen otros muchos equipos sin ese armamento gráfico.
De hecho esa era precisamente nuestra intención con esa comparación no ya con equipos gaming similares, sino con portátiles para trabajar por un lado y por gráficas de sobremesa para jugar. Esas dos comparaciones permiten situar perfectamente a un equipo que por su elevado precio y sus prestaciones compensa solo a aquellos que necesiten mucha potencia gráfica portátil.
Si no sois gamers intensivos desde luego hay otras propuestas mucho más interesantes y asequibles, y si no necesitáis demasiada movilidad (o podéis permitiros ocupar más espacio con un PC de sobremesa gaming) también está claro que esta segunda opción es muy interesante por coste/prestaciones.
Sin embargo si os situáis en ese nicho que cubre Razer con este equipo, estamos ante una propuesta a la que se le pueden poner muy pocos peros. Quizás el más sorprendente es el de sus bordes, demasiado afilados para teclear a gusto durante largas sesiones (aquí se impone el uso de un reposamuñecas), porque el ruido y el calor son «impepinables» en un equipo con estas dimensiones y con toda la potencia que encierra el chasis.
Estamos por tanto ante una alternativa fantástica para quienes busquen un ultraportátil gaming. Razer ya tenía su reputación muy bien ganada en el ámbito gamer, y el debut de la marca en nuestro país con este equipo deja claro que estos equipos no son para todos los públicos, pero quienes los adquieran desde luego tendrán a su disposición una máquina preparada para que los juegos vayan como una seda incluso poniéndolos con el máximo nivel de detalle gráfico.
8,5
9,25
A favor
Grosor sorprendente para tanta potencia
Difícil encontrar en este formato un equipo más potente a nivel gráfico
Construcción impecable en casi todos los apartados
En contra
Bordes demasiado afilados, pueden ser molestos al escribir o jugar
La webcam ofrece una calidad de imagen muy pobre
Precio elevado
El ruido y calor generados son (lógicamente) elevados al jugar a títulos exigentes
Razer Blade 15 Advanced model – Ordenador portátil Gaming de 15.6’’ QHD 240Hz (Intel Core i7-10875H, 32GB RAM, 1TB SSD, Nvidia RTX 3080-8GB, Windows 10) Negro – Teclado QWERTY Español
El ordenador ha sido cedido para la prueba por parte de Razer. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas
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La noticia
Razer Blade 15 Advanced, análisis: ya está aquí uno de los portátiles gaming más temidos por la competencia
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Pastor
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