Telefónica será la primera gran empresa en España en probar la semana laboral de cuatro días. Una medida, la de reducir las jornadas que dedicamos al trabajo, que incluso se ha debatido en el Gobierno.
Software del Sol es una empresa de Jaén de casi 200 empleados que lleva ya más de 18 meses con esta jornada implantada. Aunque remarca una y otra vez que lo que les ha funcionado a ellos no tiene por qué valer para el resto de empresas, ni siquiera del mismo sector de actividad o tamaño, su primera conclusión es clara: el salario no se toca.
Rebaja en proyecto piloto
El proyecto piloto que va a realizar Telefónica, al que se pueden sumar voluntariamente hasta el 10% de la plantilla, sí conlleva una merma en la retribución. “Si propones trabajar cuatro días sin perder salario, aceptaría todo el mundo”, reconocía Tomás Blanco, responsable de UGT de Madrid en Telefónica, a Xataka.
El reto de los sindicatos es conseguir esa semana laboral de cuatro días sin perder poder adquisitivo, pero reconocen a la operadora la valentía de iniciar este proyecto piloto incluso con estas condiciones.
Quienes se sumen a esta prueba perderán en torno a un 9% de su salario. Como nos explica Blanco, el convenio de la operadora supone trabajar 37,5 horas a la semana. Quienes trabajen cuatro, lo harán durante 32,2 horas. Es decir, un 14% menos. “Creemos que el trabajador va a ser igual de productivo, sobre todo al trabajar por proyectos. Por eso pedíamos a la operadora que asumiera ella la mitad de esa pérdida y el trabajador la otra mitad, con el fin de incentivar que se pudiera hacer esta prueba piloto”.
Sin embargo, Telefónica solo aceptó bonificar un 20%. El resto irá a cuenta del trabajador.
No tocar el salario por principio
Ana Arroyo es la responsable de departamento de RRHH de Software del Sol, una empresa tecnológica de Jaén que lleva con esta semana laboral de cuatro días desde el uno de enero de 2020.
Este cambio ha supuesto pasar de las 40 horas semanales a las 36 en invierno y 28 en verano, ya que del 15 junio a 15 de septiembre hay jornadas intensivas. “Teníamos claro que no se podía tocar el salario de los trabajadores. Si lo haces, estás hablando de otra cosa, no de cambiar la semana laboral”. De hecho, asegura que cuando se comunicó la medida a los empleados, lo primero que estos preguntaron era si conllevaba una reducción salarial.
Arroyo reconoce que antes de implantar la medida la compañía estuvo durante más de nueve meses “haciendo muchos Excel” y contemplando varias posibilidades, como reducir cada jornada una serie de horas pero manteniendo los cinco días laborales. Finalmente se optó por este cambio al considerar que era “mejor para la conciliación” de todos los empleados.
La empresa sigue cinco días abierta
Ana Arroyo explica que, a la hora de determinar qué día dejan de trabajar los empleados, se hizo una división entre aquellos departamentos que no tienen un contacto directo con el cliente (como recursos humanos, diseño o desarrollo) y los que sí. Los que pertenecen al primer grupo, trabajan de lunes a jueves, librando siempre los viernes.
Mientras, los que tienen ese contacto directo con el cliente van rotando. “Los empleados trabajamos cuatro jornadas, pero la empresa está abierta cinco días laborales a la semana. No podemos dejar de dar servicio”, explica.
Para compensar en cierta manera estos trabajadores que no tienen siempre el mismo día libre, el sistema establecido permite que, cada cinco semanas, el trabajador sume viernes, sábado, domingo y lunes sin ir a trabajar.
420.000 euros de inversión
La responsable de recursos humanos de esta empresa reconoce que implantar esta medida no es fácil, entre otras cosas porque requiere mucha inversión por parte de la compañía.
Aunque en estos momentos la plantilla está compuesta por 188 empleados, antes de implantarse eran 165. “Tuvimos que ampliar la plantilla un 15%, porque al hacer cinco grupos de rotación, cada día faltan 15-20 personas en la empresa, por lo que tienes que reponer esos recursos para dar servicio al cliente”, explica.
Algo que supone una inversión, tanto en contratación como en la formación de esos nuevos empleados. “Tuvimos que formar a esas personas durante tres meses antes de que entraran a trabajar el uno de enero”, recuerda.
Arroyo echa cálculos y asegura que implantar la jornada laboral de cuatro días en su empresa ha supuesto una inversión de 420.000 euros. Pero defiende que compensa (y por eso lo llama inversión y no gasto).
“Pasados 18 meses, el balance ha sido muy positivo por los indicadores que tenemos: el absentismo se ha reducido un 28% con respecto a 2019, la facturación, pese a Covid, ha crecido un 20%, y las encuestas de satisfacción al cliente y de clima laboral han mejorado”, asegura, para añadir que “si el empleado es feliz trabajando, va a repercutir en la productividad de la compañía”.
¿Café para todos?
Ana Arroyo es reacia a dar consejos sobre cómo implantar una jornada laboral de cuatro días, pese a que incluso la llamaron desde el Congreso de los Diputados cuando se empezó a tramitar una proposición para favorecer esta medida. “Esto no es café para todos. Lo que a mi me ha funcionado no quiere decir que valga para todo el mundo”, subraya.
Pero sí que anima a todas las corporaciones a hacerlo. “Lleva trabajo y dinero hacerlo, pero es un viaje de no retorno. Hay cosas que no tienen precio”, asegura.
También cree que es muy positivo que se “premie con dinero a las empresas que la pongan en marcha”, como medida de sufragar los costes que conlleva.
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La noticia
Mi empresa lleva 18 meses con semana laboral de cuatro días y mi primer consejo es no tocar el salario a los empleados
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Arantxa Herranz
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