Cuando en 2011 Pepita Marín tuvo su epifanía emprendedora no se podía imaginar que llegaría en forma de ganchillos y ovillos de lana. Estaba con el que ahora es su socio, Alberto Bravo, en un viaje de trabajo en Nueva York, y vio a una chica joven haciendo tricotaje. Tenía el radar de captar ideas ya en funcionamiento, porque no tardó en ver la oportunidad.
Diez años después, We Are Knitters (WAK), el e-commerce de kits para tejer que surgió tras ese momento, factura 15 millones de euros al año, está presente en 15 países y cuenta con almacenes propios en Estados Unidos. Y todo, dirigido desde sus oficinas centrales en Madrid, donde trabajan una treintena de personas.
«No es una pasión hecha negocio, para nada. He aprendido a tricotar a raíz de WAK. Nuestra pasión cuando arrancamos era la moda, el branding y las posibilidades de emprendimiento. Y cuando vimos a aquella chica tan joven tejiendo vimos que había una oportunidad que aún no se estaba explotando, así que lo vimos clarísimo», cuenta Marín, CEO de We Are Knitters a Xataka.
Dejar el trabajo por emprender, una opción no tan fácil para todos
En el momento de poner en marcha su idea, Marín y también su compañero y socio trabajaban como auditores financieros en la consultora PricewaterhouseCoopers (PwC). Podía parecer que tenía una carrera por delante prometedora. Y así era. «Me había formado en negocio internacional y para la edad que tenía, se podía decir que estaba bien encaminada y contenta, pero siempre tuve claro también que en algún momento quería tener mi propia empresa«, nos cuenta.
La pulsión de montar lo que después fue WAK acabó haciendo que todo aquello se moviera más rápido. Marín junto con Bravo -Director Creativo de la marca- presentaron la idea a un concurso de emprendimiento de la ICADE, la misma universidad en la que se había formado. Y lo ganaron.
«Nos dieron 10.000 euros, un tutor, y asesoramiento para montar una SL. Lo invertimos todo en lana. Empezamos gestionando las primeras ventas desde nuestras casas y aquello nos sirvió para ver que había negocio y un nicho de mercado», relata.
Aunque aquello salió muy bien, Marín tiene una visión no muy políticamente correcta comparada con la que se suele pregonar sobre el emprendimiento. «Emprender es de ricos. Y son datos, no una opinión. Si miras informes demográficos la mayoría de casos de éxito son de personas ya asentadas, con cierta edad en la mayoría de ocasiones, y que vienen de familias que ya tenían cierto respaldo económico y trayectoria», dice.
«El mensaje tan optimista que se lanza sobre el emprendimiento a veces puede ser hasta irresponsable. Hace falta recursos económicos, respaldo y suerte» Pepita Marín, CEO de We Are Knitters
Se pone a ella misma como ejemplo. «Yo estaba trabajando en PwC, era joven, y vi claro que debía dedica el 100% de mi tiempo a WAK. Mi familia pudo mantenerme sin traer nada a casa y darme confianza y apoyo económico para saber que si aquello salía mal podría reconfigurar un poco todo. Mi socio Alberto compaginó un poco más nuestro negocio con el trabajo, pero también lo acabó dejando al poco tiempo. Creo firmemente que en un país como España con un 45% de paro juvenil a veces se lanzan mensajes sobre el emprendimiento demasiado optimistas y hasta irresponsables», opina.
Aquellos primeros años fueron de crecimiento, y también de financiación. «En un mundo como el ‘startapero’ en el que hay muchas apps que dependen de aceptación y descargas, nosotros teníamos un producto físico que podíamos demostrar con ventas que iba bien», cuenta. Marín abre las cifras de WAK a nivel de inversión. En total en estos diez años han levantado 800.000 euros de distintos fondos. Todo lo han ido reinvirtiendo hasta configurar una plantilla que ronda las treinta personas, con una constante ampliación a nivel de países y con el foco puesto en mejorar su web. En marzo del año pasado, lograron el hito de facturar 100.000 euros en un solo día.
El auge del confinamiento y la internacionalización
WAK es una de esas marcas a las que les vino bien la situación vivida el año pasado. Y eso que venían de un 2019 no demasiado boyante. «Las ventas de 2019 no fueron todo lo buenas que esperábamos, y de pronto en marzo, el confinamiento supuso un pico de pedidos. Tuvimos suerte, que es otro de los factores que no se suelen nombrar al citar historias empresariales», relata.
El confinamiento supuso un espaldarazo definitivo para la propuesta de We Are Knitters
La suerte a la que cita Pepita no se refiere únicamente a que tuvieran un producto perfecto para un tiempo en el que todos nos vimos con más tiempo que nunca para hacer cosas en casa, sino también a logística. Perú, el país del que importan la mayoría de su lana, cerró sus fronteras por la pandemia. Aquello podría haber sido fatal en un momento de auge de la demanda, pero por suerte el año algo menos bueno anterior les hizo empezar el nuevo curso con un nivel de stock importantísimo que hizo que no tuvieran que importar y pudieran nutrir todos los pedidos.
Fruto de aquellos buenos meses WAK pudo echar más leña al fuego de su crecimiento. Se expandieron a más de 15 nuevos mercados, afianzaron sus ventas en Estados Unidos donde ya contaban con un almacén, y hace unas semanas cerraron su primera inversión propia, la compra del portal de telares belga FunemStudio.
España es ahora solo el séptimo mercado por ventas de WAK, a pesar de que sus oficinas y su sede están en Madrid
«Desde el inicio tuvimos muy claro que nuestro producto y nuestro crecimiento pasaba por la expansión internacional. El nombre de We Are Knitters de hecho no es demasiado adecuado para el mercado español. Ahora mismo Estados Unidos representa un 30% de nuestras ventas, el segundo es Alemania con un 19%. Le siguen Francia, Reino Unido, Italia, Canadá, y ya aparece España, donde no obstante está el centro de WAK y toda nuestra operativa», dice Marín. Al preguntarle sobre si ahora mismo tras estos años de expansión WAK es rentable, la CEO cuenta que WAK genera ahora mismo EBDITA positivo, aunque reinvierten todos los beneficios para seguir creciendo.
De empezar con una web en Wix a poner la tecnología en el centro
«Yo siempre digo, medio en broma medio en serio, que WAK es una de las startups más tecnológicas de España», señala.
Los comienzos de su web se basaron en un site de Wix «para probar y validar la idea. Y era cutre no, lo siguiente». Ahora toda la plataforma de We Are Knitters se basa en un Magento muy vitaminado.
«Trabajamos mucho en automatizaciones y optimizaciones. Desde la web manejamos una plataforma inmensa de stock y la usamos también como ERP», cuenta. Que la expansión a cada territorio se haya hecho a través de su propia terminación de dominio es otro de los aspectos que Marín califica como un acierto del que se dieron cuenta a posteriori.
«Una de las cosas que más nos gusta es que nuestros usuarios en Estados Unidos o Alemania no identifican WAK como una empresa de un sitio u otro, sino como una marca global. Eso cuando lo pienso me parece algo muy loco y de lo que nos sentimos muy orgullosos, especialmente por poder gestionar todo eso desde Madrid», explica.
La importancia de la comunidad y el futuro
En esto diez años, por supuesto, la competencia no ha parado de crecer. «Cuando nacimos estaba Wool and the Gang y ahora somos el doble de grande que ellos, pero han salido un montón de propuestas similares. Nosotros siempre decimos que les podríamos dar hasta los proveedores, porque nuestra verdadera fuerza está en la comunidad que hemos formado en estos diez años», dice la CEO.
Con una comunidad de más de 670.000 seguidores en Instagram, las redes de WAK siguen siendo gestionadas mayoritariamente por Alberto Bravo, co-fundador. «Hicimos unas pruebas de marketing con influencers, pero al final era la propia comunidad las que nos enviaban sus creaciones y las que más nos ayudaron a crecer». Por eso, desde hace años celebran sus knitting parties, encuentros con los clientes en los que intercambian patrones y rompen la barrera digital de un e-commerce. También se plantearon abrir su propia tienda física, pero la pandemia de momento ha dejado en standby esta idea para pasar a un modelo de pop-ups.
Ahora, Marín tiene en mente que WAK trascienda de ser una comunidad y una tienda de tricotaje a algo más grande. «Queremos pasar del concepto We are Knitters a We are Makers. Nuestras comunidad al final son personas creativas con ganas de hacer cosas, y por ahí pueden venir nuestros próximos movimientos», concluye.
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La noticia
De invertir 10.000 euros en lana a facturar 100.000 euros en un día: la historia de We Are Knitters y su confundadora, Pepita Marín
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Víctor Millán
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