El iPad Pro de 5ª generación llegó en abril por la puerta grande. Una tan grande que deja paso a un tablet con procesador de ordenador, nueva tecnología de pantalla y otras mejoras que en el análisis del iPad Pro de 5ª generación hemos querido exprimir al máximo.
Hemos probado la versión de 12,9 pulgadas, el sucesor directo del iPad Pro de 4ª generación que probamos el año pasado. Por fuera el parentesco es indudable, por dentro la promesa es de otro nivel.
Ficha técnica del Apple iPad Pro (2021)
Apple iPad Pro (2021) de 11″
Apple iPad Pro (2021) de 12,9″
Dimensiones
247,6 x 178,5 x 5,9 mm
280,6 x 214,9 x 6,4 mm
Peso
466 g (Wi-Fi)
468 g (5G)
682 g (Wi-Fi)
684 g (5G)
Pantalla
Liquid Retina
11″ IPS (2.388 x 1.668 px)
ProMotion, True Tone
600 nits
Liquid Retina XDR
12,9″ MiniLED (2.732 x 2.048 px)
ProMotion, True Tone
1.000 nits
Contraste de 1.000.000:1
Procesador
Apple M1
CPU y GPU de ocho núcleos
Neural Engine
Apple M1
CPU y GPU de ocho núcleos
Neural Engine
Memoria RAM
8 / 16 GB
8 / 16 GB
Almacenamiento
128 / 256 / 512 GB
1 / 2 TB
128 / 256 / 512 GB
1 / 2 TB
Cámaras
Principal: 12MP, f/1.8
Gran angular: 10MP, f/2.4, 125º
Zoom óptico 2x
Vídeo 4K, OIS
Principal: 12MP, f/1.8
Gran angular: 10MP, f/2.4, 125º
Zoom óptico 2x
Vídeo 4K, OIS
Cámara frontal
Gran angular 12MP, f/2.4, 122º
Modo retrato, HDR, vídeo 1080p
Gran angular 12MP, f/2.4, 122º
Modo retrato, HDR, vídeo 1080p
Sonido
Cuatro altavoces
Cinco micrófonos
Cuatro altavoces
Cinco micrófonos
Conectividad
Wifi 6 802.11ax, Bluetooth 5.0, 5G opcional, LTE, iBeacon, brújula digital
Wifi 6 802.11ax, Bluetooth 5.0, 5G opcional, LTE, iBeacon, brújula digital
Batería
28,65 Whr
40,88 Whr
Software
iPadOS 14.5
iPadOS 14.5
Otros
Reconocimiento facial, escáner LiDAR, puerto USB4/Thunderbolt
Reconocimiento facial, escáner LiDAR, puerto USB4/Thunderbolt
Precio
Desde 879 euros (WiFi)
Desde 1.049 euros (5G)
Desde 1.199 euros (WiFi)
Desde 1.369 euros (5G)
2021 Apple iPad Pro (de 11 Pulgadas, con Wi-Fi, 128 GB) – Gris Espacial (3.ª generación)
2021 Apple iPad Pro (de 12,9 Pulgadas, con Wi-Fi, 256 GB) – Gris Espacial (5.ª generación)
Diseño: un clon al 99% de su antecesor
Apple mantiene el diseño y la estética del iPad Pro prácticamente al 100% con respecto al del año pasado, hasta el punto que el grosor sólo se distingue sobre el papel (medio milímetro), aunque pesa un poco más. Hemos podido probar el color plata, pero el acabado es el mismo tanto hablando de la trasera como de los bordes (y del logo).
Se conservan, pues, esos bordes en ángulo que hemos visto tanto en su predecesor como en los iPhone 12 (quizás también en el próximo Apple Watch) y en el iPad Air, manteniendo así un estilo distinto al de la curvatura que aún mantiene el iPad estándar. Pese a los ángulos no es incómodo, como también ocurre al sostener una Surface Pro 7.
El agarre es bueno, sin resbalar y sin ensuciarse apenas. Es una trasera muy limpia y resistente a la grasilla de los dedos y a las huellas, aunque lo usemos sin funda.
Sin ser un dispositivo ligero (682 gramos), tampoco llama la atención en este sentido por el tamaño; no esperas que vaya a pesar menos de lo que se siente al sostenerlo. No cansa demasiado al usarlo sin reposarlo en ningún soporte o superficie o al menos no lo hace más allá de lo que cabría suponer por las dimensiones y el volumen.
La estética es muy Apple; basada en el minimalismo, con la manzana conquistando discretamente la trasera y con la simetría por bandera. Los altavoces (cuatro) están en los bordes superior e inferior (mirando el dispositivo en vertical) y dispone de un puerto USB tipo C, sin minijack de audio, con los contactos para la funda teclado Magic Keyboard en la trasera.
Los botones físicos están en una de las esquinas y la cámara frontal se sitúa en el centro de lo que supone el borde superior mirando el iPad en vertical, viendo marcos completamente simétricos y relativamente delgados en el frontal. Ls cámaras traseras sobresalen muy poco, situándose en la esquina superior izquierda.
La ubicación de la cámara frontal en un tablet nunca nos acoplará al 100% si la usamos tanto en vertical como apaisada, pero dado a que en este caso parece orientarse el uso horizontal en general (por ejemplo, con el Magic Keyboard), nos sigue chocando que no se cambie de lado. Al final en la mayoría de reuniones virtuales usamos el Magic Keyboard como soporte y aunque se puede hacer la trampa para que se sostenga en vertical, tendría más sentido cambiar la ubicación de la cámara frontal o bien hacer un Magic Keyboard aún más Magic (¿giratorio?).
Pantalla: bienvenido, mini-LED
El tamaño de pantalla también se ha mantenido con respecto al modelo más grande del año pasado, pero se ha actualizado el panel a nivel de la tecnología y la resolución. Apple opta esta vez por el mini-LED 2D para la retroiluminación en esta pantalla Retina XDR de 12,9 pulgadas.
La resolución es la misma (2.732 x 2.048 píxeles, con una densidad de 264 píxeles por pulgada) y la tecnología también (IPS), pero notamos cierta diferencia con respecto al anterior en tanto al contraste, mejorado en este caso, y al HDR. Da la sensación, por así decirlo, que el mini-LED da una experiencia “más AMOLED” por así decirlo, más contrastada y con buen colorido.
El panel viene bien calibrado de fábrica, sin sobresaturación y con un buen contraste. El brillo máximo es de 600 nits, pero normalmente no necesitaremos llegar a este punto para una visualización correcta incluso por la calle y el ajuste de brillo automático suele trabajar bien. Aunque cuando estamos en un ambiente oscuro suele quedar alto (es algo que también ocurre con los iPhone, así que podría ser algo debido al software).
La tasa de refresco máxima de este iPad sigue siendo de 120 Hz. Es el tope que ya alcanzaba su predecesor y es suficiente para dar una buena experiencia a nivel de fluidez en general, hablando de las transiciones y animaciones del sistema y de apps como videojuegos, puntualizando que el sistema hace un ajuste automático de esta tasa según el uso (será más baja cuando la app sea menos exigente y más alta en el caso contrario).
A nivel de ajustes, y al menos aún con iPadOS 14.5, los ajustes de pantalla de este sistema son de los más escuetos que vemos en la actualidad. No podremos ajustar nada más allá del brillo (si no optamos por el automático), el modo (claro u oscuro) o el tamaño de los elementos con el zoom. Ni tasa de refresco, ni saturación, ni temperatura de color están de nuestra mano.
Eso sí, el True Tone proporciona un ajuste automático que se agradece a nivel de la temperatura del panel, que de fábrica viene bastante frío. Normalmente acierta y si no está disponible el Night Shift si preferimos una calidez extra, aunque salvo en situaciones de luz muy baja en las que sí podremos notar cierto descanso en la vista normalmente no será necesario.
La respuesta táctil en todo el panel es correcta y sobre todo destacan la resolución y la fluidez. Los contenidos se ven muy bien en general y es una pantalla que permite realizar trabajos como la edición de fotografías o el dibujo de una manera bastante satisfactoria tanto por sus características técnicas como por el desempeño.
Rendimiento:un derroche de potencia
Una de las principales novedades de este iPad es la llegada del Apple M1, una auténtica revolución en la historia de la marca y un procesador y que nos gustó mucho en el Mac mini que analizamos a fondo. En este caso se trata del modelo con 512 GB de almacenamiento y 8 GB de RAM, dado que sólo los modelos de 1 y 2 TB llevan 16 GB.
¿Se nota mucho el salto de un procesador a otro? La verdad es que en muchas ocasiones no (con tareas menos exigentes), lo cual habla bien del Apple A12Z que integraba el iPad Pro de 4ª generación y no precisamente mal del M1 ni mucho menos. Sí hemos notado que va muy suelto a la hora de editar fotografía, vídeo, música y videojuegos, las tareas más pesadas que hemos hecho con él junto con la realidad aumentada.
Hablando de este uso, es quizás de lo que más exija al hardware del iPad por lo que se calienta. Aunque hemos de decir que sea por el componente que sea (o por el diseño), el iPad Pro de 5ª generación se calienta algo menos que el de la 4ª generación a la hora de ejecutar durante unos 20-25 minutos apps como ‘BingBangAR’ o ‘Monster Park’.
También suele calentarse (siempre por la zona del logotipo) si estamos mucho rato con una app de dibujo o con la cámara, pero en todo caso no son percepciones preocupantes y el calor se disipa con rapidez en cuando lo dejamos descansar. De hecho, lo notaremos si buscamos la zona expresamente, dado que no se nota nada en las zonas de agarre o si lo estamos apoyando de un borde en nuestras piernas.
En general nos parece que el Apple M1 rinde también muy bien con iPadOS y que quizás se note menos el salto que en un ordenador por el software, pero da muy buena experiencia y los 8 GB de RAM son suficientes para las tareas más demandantes de recursos, sin experimentar lag de ningún tipo y con una fluidez que reina hagamos lo que hagamos.
En cuanto a los bechmarks, en iPadOS no se encuentran los mismos que vemos en Android y por ello compararemos Geekbench, que sí está entre los habituales, aunque os ponemos las capturas de otros como Antutu (1.109.385) y GFXBench.
iPad Pro (5º gen.)
Xiaomi Mi 11 Ultra
Samsung Galaxy S21 Ultra
iPhone 12 Pro
PROCESADOR
Apple M1
Snapdragon 888
Exynos 2100
Apple A14 Bionic
RAM
8 GB
12 GB
12 GB
6 GB
GEEKBENCH 5 (SINGLE/MULTI)
1.703 / 7.297
1.127 / 3.663
991 / 3.272
1.614 / 4.148
El día a día con el iPad Pro de 5ª generación: perfil laboral
Que nos vendan un dispositivo con apellido Pro siempre nos dispara ciertos gatillos en la mesa de análisis: poner a prueba al máximo que podamos e intentar emular usos profesionales, en este caso usando el dispositivo para trabajar como editora de Xataka. Es decir, hemos probado a trabajar con procesadores de texto, editores de fotografías, de vídeo y, por supuesto, que durante todo eso el iPad fuese también quien amenizase la estancia con música o algo de vídeo mientras tanto. De hecho, este análisis ha sido realizado totalmente con este dispositivo.
Como hemos comentado, la edición de vídeos y fotos se sucede sin problemas y hemos podido tomar los archivos RAF directamente de la SD como ya se podía con el iPad Pro anterior. Para ello vale el adaptador USB tipo 3-SD que quizás ya usemos con un MacBook, aunque con un solo puerto nos tocará a veces decidir qué conectar si por ejemplo estamos cargando el dispositivo o si tenemos conectados unos auriculares con cable, recordando que no hay minijack de 3,5 milímetros.
Algo que nos parece muy cómodo (y que tampoco es nuevo) es el trabajo con pantalla dividida. iPadOs mantiene esta función válida para el trabajo simultáneo con dos apps, aunque limitada a ese número de apps y permitiendo que las ventanas tengan ciertas proporciones (a veces no como querríamos). Esto funciona muy bien y las 12,9 pulgadas normalmente permiten usarlo con cierta comodidad con muchas apps, aunque habrá otras que por interfaz demanden algo más de media pantalla.
Otro punto es poder conectar periféricos Bluetooth como ratones o teclados. Algo que también hereda del iPad anterior pero que sigue siendo un punto si sobre todo no tenemos el Magic Keyboard y sí uno de los típicos teclados inalámbricos multidispositivo o un ratón inalámbrico, aunque en estos casos un stand se hará totalmente necesario.
Hablando del trabajo con el Magic Keyboard, la experiencia es un clon a la que tuvimos con la edición anterior, de hecho el producto es idéntico salvo por la compatibilidad. Es un teclado con una resistencia a la presión adecuada, similar a la que podemos sentir con teclados como el Logitech K380 (un habitual entre los compañeros), bastante cómodo y con buen tiempo de respuesta.
Lo que menos hemos usado con el iPad ha sido el trackpad, no por mal funcionamiento ni mucho menos, sino porque siendo una pantalla táctil el impulso es tocar directamente y no nos lo hemos podido quitar por muchas horas que echásemos. De hecho, al hacer función de stand el Magic Keyboard se convierte en un simbionte más que en un accesorio, siendo cómodo llevarlo de aquí para allá (aunque añada peso).
Eso sí, hay quizás dos reproches con este accesorio. El ángulo de inclinación se puede quedar algo corto según a qué altura usemos el iPad (o nuestras costumbres) y para transportarlo en el bolso en la mochila se echa en falta algo para sujetar el Apple Pencil, dado que lo podemos guardar en algún otro bolsillo pero lo suyo sería quizás algún aro de sujeción o algo similar para poder llevar los dos accesorios de la casa en el mismo pack.
Por lo demás, el iPad puede valer para cualquier trabajo que implique apps genéricas como un procesador de textos o un editor de fotografías y aquéllas que tengan opción en la App Store. El hardware no es un cuello de botella ni tampoco lo es la pantalla, y la autonomía (usándolo unas10 horas) aguanta con este perfil unas 27 horas, que se resume en que nos independiza bastante del cargador.
El día a día con el iPad Pro de 5ª generación: perfil de ocio
Un tablet de 12,9 pulgadas ofrece una superficie de aprovechamiento para contenidos de toda clase y en nuestro caso nos ha valido para centro multimedia durante algunas jornadas. Hemos estado reproduciendo horas de música con Apple Music, vídeo en varios servicios de streaming como Netflix, YouTube o Disney+ y jugando a títulos como ‘Genshin Impact’, ‘PUBG’ o ‘Call of Duty’.
Lo que también hemos hecho es dibujar bastante (o intentarlo, por no ofender a los que realmente sabéis) y así probar en la medida de lo posible el Apple Pencil 2 con el iPad Pro de 5ª generación, aunque una de las funciones estrella es el reconocimiento de la escritura a mano. Esta función está activa tanto en apps propias como Pages como en apps de terceros y funciona bastante bien (salvo que descuidemos la caligrafía), siendo una escritura cómoda al no verse afectada por el punto de apoyo de la mano sobre el tablet.
Es en este uso donde más hemos echado de menos que el ángulo del Magic Keyboard tenga más recorrido, aunque a la hora de hacer videollamadas se prefiere una orientación vertical (o bien que la cámara esté en el otro lado, como hemos ya comentado). Pero en lo referente al tablet, el desempeño es siempre más que correcto, tanto para ver series, como para dibujar, como para jugar largas (qué remedio) partidas al ‘Genshin Impact’.
iPadOS: el software propio de un tablet, no de un ordenador
Con iPadOS recién estrenado, aún no hemos podido probar esa versión del sistema que irá llegando a los dispositivos más adelante. El software que hemos puesto a prueba es iPadOS 14.5, versión cuyo principal adición con respecto a lo anterior es App Tracking Transparency, función que permite aceptar o no que se combine información sobre el usuario o el dispositivo con la recopilada por terceros.
Es decir, que una app de terceros (como puede ser Twitter) use, por ejemplo, las búsquedas para mostrar publicidad relacionada. Si rechazamos este permiso, la app no puede hacerlo, y veremos que nos lo pregunta en cada caso (pudiendo ir a ajustes también a modificarlo).
Por lo demás, iPadOS se mantiene prácticamente sin cambios drásticos con respecto a la versión que probamos en el iPad Air o incluso en el iPad Pro del año pasado. Los ajustes son bastante reducidos y clasificados por app en algunos casos, algo bastante poco práctico en casos como Mail o la cámara, lo cual es una de los principales diferencias con respecto a Android y la interacción interfaz-usuario.
Los gestos son un must, lo son desde que existen hace eones para los iPad (antes de la existencia de iPadOS per se y de que los iPhone lo heredaran en cierto modo). Hacen que el flujo de trabajo sea muy cómodo, sobre todo si nos acostumbramos a trabajar con varias apps a la vez y la multitarea.
La ventana partida sigue siendo algo limitada, viendo por ejemplo lo que permite hacer el Samsung Galaxy Z Fold 2, pero el funcionamiento es adecuado, sin lags o cierres. Tampoco podemos arrastrar carpetas y elementos como en macOS o Windows y al final seguimos sin tener una experiencia equivalente a un portátil a nivel de software, pero cierto es que si la exigencia no es muy alta puede ser nuestro dispositivo de trabajo (con cierto periodo de adaptación y realizando alguna concesión).
Hablando de FaceID, el sistema funciona muy bien, aunque lo que más tendremos que tener en cuenta es la ubicación de la cámara si lo sujetamos en horizontal porque no es difícil cubrirla si lo estamos sujetando sin stand. Lo que necesita iPadOS o iPAS
Cámaras: procesado Apple para que todo quede en casa
El iPad Pro no va a ser un dispositivo cómodo para realizar fotografías, eso que quede claro, pero integra una doble cámara trasera y una cámara frontal cuyas funciones destacan sobre todo a la hora de las videollamadas. De hecho, en la parte trasera hay cierta mejora con respecto al iPad anterior, quedando así en total:
Cámara principal: sensor de 12 megapíxeles con lente con apertura f/1.8, estabilización óptica.
Gran angular: sensor de 10 megapíxeles con lente con apertura f/2.4 y 125 grados.
Sensor LiDAR ToF 3D
Cámara frontal: ultra gran angular con sensor de 12 megapíxeles y campo de visión de 122 grados, lente con apertura f/2,4.
Las cámaras del iPad Pro son muy solventes, nos dan instantáneas realistas y próximas a las que tenemos en un iPhone de la última generación aunque no sea exactamente la misma óptica. El procesado tiene este toque cálido de éstos, sobre todo hablando de la cámara frontal, pero en general vemos un buen rango dinámico y un contraste correctos, de hecho el modo automático a veces es muy próximo al HDR (por lo que conviene dejarlo en automático).
El gran angular se ve algo por debajo de la principal a nivel de nitidez, como suele ocurrir. Pero tanto en vídeo como en fotografía no queda mal del todo, teniendo una buena corrección a nivel de curvatura.
La cámara frontal sufre bastante en baja luz y da fotografías con ruido y poco detalle en estas situaciones, si bien en videollamadas normalmente rinde bien y está a la altura en la medida de lo posible. En este caso cabe matizar que la calidad casi depende más de la red y la app, teniendo la mejor experiencia con FaceTime y estando cerca del router.
El HDR se hace necesario en este caso, viendo notables diferencias sobre todo en exteriores. El modo retrato (sólo disponible para esta cámara) tiene un resultado aceptable, con un desenfoque con relativa profundidad aunque el recorte a veces es un poco forzado.
Mención especial para el enfoque dinámico o Center Stage. La cámara nos sigue aunque queramos salirnos del plano, tirando de gran angular y logrando enfocarnos aunque nos alejemos mucho del iPad. Una lástima que la ubicación de la cámara no sea la mejor cuando hablamos del uso horizontal, pero esta función nos ha gustado mucho y funciona muy bien.
En cuanto a la app de cámara, como hemos dicho, el modo retrato está sólo disponible para la cámara frontal y los ajustes están fuera de la app (en el menú general). Para cambiar de cámara entre las traseras tendremos el mismo control que en los iPhone (el botón de los aumentos) y podremos activar la visualización del botón de HDR o de la calidad de vídeo si lo deseamos.
Sonido: el estéreo cumple, pero no es lo más «Pro»
Como hemos dicho al hablar de las distintas experiencias, el iPad Pro cubre perfectamente el espectro del entretenimiento multimedia. Algo a lo que contribuyen los altavoces, colocados en los dos lados estrechos del tablet a modo de estéreo con cuatro salidas de audio.
El sonido está muy bien compensado, sea el tipo de sonido que sea (voz, música, vídeo), con buen rango dinámico y buena dosis de graves. La arquitectura de los altavoces permite que sea envolvente en la medida de lo posible, con la ventaja de que es raro que los altavoces queden tapados. Nos pasará si superamos el iPad en vertical y lo apoyamos directamente en una superficie, por ejemplo en las videollamadas, aunque tampoco queda tapado del todo.
En cuanto a la potencia, el volumen de los altavoces iPad Pro es ya suficiente al 50%, rindiendo a unos 65 decibelios (por lo que normalmente lo hemos tenido algo más bajo si lo estábamos usando o lo teníamos cerca). A máximo volumen hemos llegado a detectar 93-95 decibelios en la salida inmediata del altavoz, que son unos 81 decibelios ambientales, pero es demasiado algo y no compensa mucho (aunque cabe decir que la calidad del audio se conserva bastante incluso al mayor punto de volumen).
Es por ello que sirve como centro multimedia de una estancia sin problemas, sobre todo si tenemos un stand que nos ayude a una buena visualización y facilite el manejo. Se echan en falta unos ajustes más en detalle y el minijack de 3,5 milímetros, eso sí, pero tanto con altavoces como con auriculares el sonido es de alta calidad.
Autonomía: lo suficiente para quedarnos tranquilos
Como ya hemos comentado al hablar de la experiencia, la autonomía media del iPad Pro de 5ª generación es más que suficiente como para que hagamos un uso incluso intensivo y no vivamos con la soga de depender de enchufes o cargadores. Cuanto más hemos apretado nos ha aguantado más de un día, por lo que normalmente (con reposos de 10 horas o más) lo cargamos como mucho cada dos días o día y medio.
En reposo el sistema consume muy poco, por lo que aunque estemos unos días sin usarlo normalmente tendremos algo de batería restante como para usarlo y tampoco tener que cargarlo en seguida (si lo hemos dejado al menos en un 20%). Y si no abusamos de apps que requieren pantalla activa y mucha interacción (por ejemplo, si lo que predomina son apps como Spotify más que otras como Pages), la autonomía se prolonga y se nota.
La carga, eso sí, requiere sus tres horas para completarse (de 0 a 100%). Apple entrega un adaptador de 33 W y un cable USB tipo C, eso sí, siendo el iPad la fuente de carga del Apple Pencil (cuyo consumo es prácticamente imperceptible).
Con respecto a su predecesor, no hemos notado un gran salto en este aspecto. Nos ha dado cifras ligeramente superiores sobre todo en los días de uso exigente, pero tampoco hay mucha diferencia.
iPad Pro de 5ª generación, la opinión de Xataka
El iPad Pro de 5ª generación es un equipo completo, solvente y potente, lo primero, eso sí, dependiendo enteramente de nuestra necesidad de software. El hardware es más que suficiente para realizar cualquier tarea, pero tendremos que ver si la App Store y iPadOS nos dan lo necesario para nuestro trabajo o uso.
La pantalla da una experiencia muy buena y es un equipo genial para el uso multimedia. También a la hora de tomar apuntes, dibujar o cualquier uso que le demos al Apple Pencil, junto al Magic Keyboard forman una tríada muy versátil (aunque no barata).
Eso sí, la experiencia es más próxima al iPad Pro anterior de lo que pensábamos. Desde luego, el cambio de un equipo a otro no es ni mucho menos necesario, si bien contar con el M1 da cierta tranquilidad a la hora de pensar en el «envejecimiento» y en que Apple pueda ir acercando cada vez más iPadOS a macOS, aunque esto son conjeturas. El hecho es que el procesador y la RAM pueden con todo lo que les hemos echado y que la autonomía es más que suficiente como para que podamos estar tranquilos durante la jornada aunque no tengamos enchufes a mano.
9.3
A favor
La pantalla está a la altura, la experiencia es muy buena tanto en visualización como en respuesta táctil. El Apple M1 puede con todo. Es un equipo muy versátil, sobre todo si lo usamos con el ecosistema Apple y sus accesorios.
En contra
iPadOS aún nos acerca más a un tablet que a un ordenador. La ubicación de la cámara frontal no parece la más conveniente.
El terminal ha sido cedido para la prueba por parte de Apple. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
2021 Apple iPad Pro (de 11 Pulgadas, con Wi-Fi, 128 GB) – Gris Espacial (3.ª generación)
2021 Apple iPad Pro (de 12,9 Pulgadas, con Wi-Fi, 256 GB) – Gris Espacial (5.ª generación)
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La noticia
Apple iPad Pro 2021 (M1), análisis: nunca un tablet quiso ser tanto un portátil
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Anna Martí
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