Las nuevas videoconsolas de Microsoft llegan – oficialmente ya veremos como realmente es otro cantar – con 1 terabyte de almacenamiento en el caso de la Series X y 512 GB en su hermana pequeña, la Xbox Series S. Como en la anterior generación es posible ampliar esta capacidad con nuevos componentes en forma de discos duros o SSD. ¿Cuáles se pueden usar? ¿Qué capacidad real dejan? ¿Pueden usarse todas las funciones de la nueva generación en ellos? Contestamos a todas estas preguntas a continuación.
¿Qué tipos de discos duros o SSD se pueden usar en las Xbox?
Las nuevas videoconsolas de la empresa de Seattle tienen a su disposición dos tipos de interfaces para ampliar su espacio de almacenamiento:
Conector ESATA: en este puerto se pueden poner las Storage Expansion Card que, actualmente, sólo ofrece la marca Seagate. Pese a que se anuncian con 1 TB, la realidad es que ofrecen 920 GB de espacio real. Tienen una tasa de transferencia de 2,4 Gigabit por segundo. Su precio es de 239 euros, aunque es posible, en ocasiones puntuales con oferta, encontrarlas hasta por 180 euros.
Conectores USB compatibles hasta versión 3.1: se puede conectar en ellos desde discos duros (HDD) hasta SSD convencionales, pero dependiendo del tipo de cada uno se podrán aprovechar ciertas funcionalidades u otras. Se pueden utilizar desde capacidades de 128 GB, costando los más adecuados por precio-tamaño, los de 2 TB, unos 80 euros de media.
¿Qué se puede hacer con una Storage Expansion Card en una Xbox Series?
Si optamos por ampliar el almacenamiento con una tarjeta para el puerto ESATA lograremos la mayor compatibilidad de funciones con un dispositivo de almacenamiento externo en una de las nuevas máquinas de la marca americana. Es posible tanto hacer copias de seguridad del sistema como guardar contenido multimedia además de ejecutar desde esa unidad tanto los videojuegos de las anteriores generaciones (Xbox One, 360 y la primera consola del sistema) como aquellos que salen exclusivos o con funciones que sólo son ejecutables en las Series X y S.
¿Qué límites tienen las unidades de estado sólido y los HDD en las consolas de Microsoft?
Si utilizamos la ampliación de la memoria de estas consolas de nueva generación mediante los conectores USB, tanto los traseros como el frontal que tienen ambas, hay que saber que existen límites en el uso de estos dispositivos.
Almacenamiento y reproducción multimedia (fotos y videos): disponible tanto para SSD como HDD.
Ejecución de juegos de anteriores generaciones: disponibles en ambos soportes, siempre que sean USB 3.0 o superior, pero habrá una gran diferencia de rendimiento – sobre todo en la carga – a favor de los SSD frente a los discos duros mecánicos tradicionales, más lentos y propensos a dar errores.
Copias de seguridad del sistema: el sistema sólo permite hacerlos con un Solid State Drive y sólo con ciertos compatibles, que además se formatean de manera especial cuando utilizamos esta opción. Esto nos permite, al arrancar una nueva Xbox, configurarla exactamente como teníamos la anterior y es muy útil realizarlo si nos vamos a comprar una nueva.
Jugar a títulos de nueva generación o versiones mejoradas: no es posible, sólo podremos usarlos como medio de almacenamiento, pero para ejecutarlos habrá que trasladarlos a la memoria interna de la consola.
Compatibilidad ¿es necesario un disco, tarjeta o Solid State Drive «especial» para Xbox?
Aunque en las imágenes que podéis ver acompañando al reportaje hay una unidad SSD personalizada con los logos y un personaje tan carismático como el Jefe Maestro de Halo – para los interesados, se trata del modelo Seagate Game Drive for Xbox de 2 TB -, en el caso de las ampliaciones de memoria a través de conectores USB, no es necesario que tengan ningún tipo de «configuración» especial o diseño específico para utilizarlos.
Cabe destacar también que si ya teníais una unidad de estado sólido o un disco duro en vuestra Xbox One (o en vuestro PC) – y el de la imagen, se lanzó en la anterior generación para más ejemplo -, lo podéis utilizar sin problemas en las nuevas Series X y Series S. Sólo es necesario fijarse en el que sean USB 3.0, o preferiblemente USB 3.1, y podríamos utilizar cualquiera (incluso las versiones personalizadas «para» o con motivos de PS5 que también tiene esta misma marca, por ejemplo). Cualquier tipo de etiqueta o coletilla de «especialmente diseñado», «for Xbox» o similares, es meramente estética ya que la compatibilidad es universal… Pero indudablemente no será tan atractivo ni tocará nuestro «corazón» gamer como alguna de estas.
El caso de las Storage Expansion Card es muy diferente. Se trata de un diseño de unidades NVMA único y propietario. Y por el momento, las únicas oficiales son las de Seagate que podéis ver retratadas en este reportaje. Aunque han surgido informaciones y hay marcas preparando algún que otro producto, actualmente no hay otra opción si queréis añadir a las consolas de Microsoft más GB con las mismas propiedades que el SSD interno.
Es un ecosistema cerrado frente al de PS5 que utilizará unidades convencionales y cuenta con un puerto de expansión al que, a priori, se le puede encajar cualquier SSD con el formato NVMA – lo podéis ver en la imagen -. ¿Cuál es el problema? Que hasta que Sony no active la funcionalidad, el puerto está de adorno. Ahora mismo, más allá de las unidades externas por cable (y en el caso de la consola de Sony hay que añadir un puerto USB-C), en la máquina nipona no se puede ampliar la capacidad del SSD interno de la misma manera que sí se puede en la Xbox.
Cómo se gestiona el almacenamiento externo en Xbox
El uso es bastante simple y directo. Casi es un poco absurdo – pero por si llega algún despistado o muy novato en estas lides – decir que sólo hay que conectar las tarjetas en el puerto trasero y los discos o SSD en cualquier USB, algo de lógica y que se suele denominar «Plug & Play».
En cuanto al formato, las Storage Expansion Card vienen preparadas para usarlas desde el primer momento y que nos aparezca en pantalla el espacio ampliado. Por su parte, y ya es algo que es así en la mayoría, los discos duros o SSD tienen que estar formateados en NTFS (sólo tendréis problemas si usáis un disco con formato para MacOS por ejemplo). Pero aún así, la consola se encargaría de borrarlos y dejarlos listos para utilizar.
¿Cuántas unidades podemos tener conectadas? Pues tantas como nos permiten los puertos de las máquinas, es decir, una tarjeta de expansión y 3 unidades en los respectivos USB. La suma del espacio que tenemos acumulado entre todas se nos muestra cuando accedemos, por ejemplo, al gestor de juegos que tenemos instalados, en la esquina inferior izquierda.
Ahora bien, como hemos comentado antes, esto es una «falsa» realidad ya que la consola no usa ese espacio de manera unitaria. Si vamos a los ajustes de configuración y entramos en la opción de «Administrar dispositivos de almacenamiento», podemos consultar el espacio que tenemos ocupado en cada uno de ellos y con qué elementos.
Sólo hay un detalle a tener en cuenta y es que los juegos se guardan por defecto siempre en el almacenamiento principal – si no cambiamos nada – y, en el caso de que queramos liberar espacio, habrá que moverlos manualmente al secundario, ya sea esta tarjeta o a un SSD o disco duro. Esta opción se puede personalizar desde esta misma pantalla, indicando como destino cualquiera de los medios que tengamos conectados. Sólo hay que pulsar el botón «A» del mando en la unidad deseada, y elegir la opción «Instalar aquí por defecto».
Si queremos transferir los juegos de uno a otro, también nos dan información sobre la capacidad de la unidad de origen, y nos da información del espacio libre en las que tengamos conectadas de manera externa. Sólo tenemos que seleccionar los elementos que queramos, y elegir si queremos copiarlos o moverlos a cualquiera de los destinos disponibles.
¿En qué consola es más necesario ampliar la memoria? ¿En la Series S o en la X?
Internamente, como hemos avanzado, las nuevas Xbox tienen una capacidad interna «oficial», pero en realidad, el espacio libre real y utilizable en cada uno de los casos es menor:
Xbox Series X: espacio disponible 910 GB (aprox.), capacidad real para unos 22/23 juegos (media 40GB)
Xbox Series S: espacio disponible 364 GB (aprox.), capacidad real para unos 9/10 juegos (media 40GB)
Si bien en la Series X, por la cantidad de espacio libre en su almacenamiento no se hace tan necesaria la ampliación de su memoria, para la Series S es muy recomendable – y casi obligatorio -, cuando hablamos de que la media de los juegos con cierto fuste ya supera los 40 GB y algunos, como el Gears 5, se acerca a los 100 GB con todos los añadidos. Y es una tendencia que no se espera que cambie. Si somos usuarios de Xbox Gamepass Ultimate, el servicio de suscripción de Microsoft que ofrece un amplio catálogo de más de 400 juegos en descarga, es probable que lo llenemos rápidamente.
La diferencia de precio entre ambas consolas son 200 euros (Series X – 599 euros vs Series S – 299 euros). Pero, en la compra de menos capacidad y potencia es probable que haya que valorar que vamos a tener que invertir, con casi toda seguridad, en una ampliación de memoria lo que acercará bastante el precio de ambas para tener las mismas capacidades. Como se ha dicho antes, una Storage Expansion Card cuesta 239 euros para tener una capacidad total (interno+tarjeta) de algo más de 1,2 GB ( 30 juegos aprox) vs los 910 GB que ofrece la Series X sin añadidos.
Bien es cierto que hasta el lanzamiento de juegos realmente exclusivos de la nueva generación, es decir, que ya no sean compatibles con Xbox One y anteriores, no habrá una necesidad «real» de optar por las tarjetas. Será a partir de 2022 cuando se haga más necesaria la tarjeta que el SSD, que es cuando habrá que ir «aparcando» más en el SSD y pasarlos al almacenamiento interno para jugarlos ya que no se podrán lanzar desde el externo.
The post Todo sobre discos duros, tarjetas y SSD externos en Xbox Series S y Series X appeared first on HardZone.