HardZone – ¿Por qué tu GPU no se pone al 100% para dar más rendimiento en juegos?

Si tienes un PC gaming y eres de esos usuarios entusiastas que suele medir el rendimiento en juegos, es probable que te hayas fijado en que hay muchas ocasiones en las que tu GPU no está trabajando al 100% de sus capacidades, y por lo tanto no te está entregando el máximo rendimiento que podría en juegos. ¿Por qué sucede esto?

Hay muchas ocasiones, y depende del juego, en las que a pesar de tener todos los ajustes optimizados por algún motivo la GPU no te está dando todo su potencial, y a pesar de que el rendimiento en el juego no sea malo, podría ser mejor. Por ejemplo, a continuación podéis ver una captura en Black Desert Online en la que a pesar de que el juego está funcionando a más de 150 FPS, la GPU está solo al 41% y como resultado podemos pensar que si estuviera al 100% los FPS podrían estirarse bastante más.

¿Por qué la GPU no se estira al máximo en todos los juegos?

Hay muchos factores, además de tu tarjeta gráfica, que afectan al rendimiento en los juegos: el procesador, la memoria RAM, el almacenamiento, la temperatura, la API gráfica utilizada por el juego y por supuesto su optimización. Por este motivo, si quieres averiguar por qué la GPU no está funcionando al 100% en algunos juegos deberías comenzar a investigar primero por el resto de componentes, además por supuesto de asegurarte de que cuentas con la última versión de los drivers gráficos.

Si dispones de una herramienta de monitorización como la que te hemos mostrado arriba (es Riva Tuner) podrás ver, además de los FPS y la carga de la GPU, las temperaturas y la carga de la CPU; si la carga de la GPU no está al 100% pero sí la de la CPU entonces ya tienes la respuesta: tu procesador está haciendo cuello de botella. Sin embargo, si como en nuestra captura el procesador no parece ser un problema, te recomendamos que sigas indagando al respecto de éste porque a pesar de que no se muestre al 100% en su conjunto cabe la posibilidad de que sí que lo esté en alguno de sus núcleos.

Dicho de otra manera, una herramienta de monitorización puede mostrarte la carga total de todos los núcleos de la CPU (en nuestro ejemplo está solo al 27%), pero deberías consultar si esto es así en cada núcleo individual. Por ejemplo, en una CPU de 8 núcleos podrías tener dos de ellos al 100% y el resto casi inactivos; el total sería un 25% de uso por lo que aparentemente el procesador no sería un problema, pero esto sería el resultado de que el juego solo admite procesamiento por CPU en dos núcleos y éstos están al máximo, haciendo cuello de botella igualmente. En este caso sería culpa de una mala optimización multihilo del juego y no podrías hacer gran cosa salvo actualizar tu procesador a uno que tuviera un mayor rendimiento por núcleo, pero poco más.

El rendimiento de la memoria RAM también puede estar causando que la GPU no esté funcionando al 100% en algunos juegos, especialmente si éstos tienen unos altos requisitos. Puedes comprobarlo bajando algunos ajustes gráficos en el juego, especialmente los relacionados con la distancia focal y la calidad de las texturas, y ver si al relajarlos además de obtener más FPS la carga de la GPU sube. Si es así, comprueba que tienes la memoria RAM funcionando a su velocidad correcta y no a la base, y cerciórate de que estás utilizándola en modo dual o quad channel (según tu sistema). Para comprobarlo puedes usar tanto Aida64 como CPU-Z, por ejemplo.

Por supuesto, también debes cerciorarte de algunos aspectos básicos, como el no tener la sincronización vertical activada ya que de ser así, los FPS que obtendrás no superarán la frecuencia de refresco de tu monitor. Compruébalo tanto en los ajustes del propio juego como en el panel de control de NVIDIA / AMD, ya que hay veces en las que este ajuste se queda bloqueado ahí por defecto.

Finalmente, si tras hacer todas estas comprobaciones algunos juegos siguen sin poner la GPU al 100% para que entregue su máximo rendimiento, te recomendamos comprobar si te sucede en todos los juegos o solo en algunos, ya que también existe la posibilidad de que simplemente el juego no esté bien optimizado para tu hardware y no sea capaz de entregarte un mayor rendimiento.

De igual manera, ten en cuenta que si cuentas con un monitor con tecnología de frecuencia de refresco adaptativa (FreeSync o G-Sync) es frecuente que el juego no se ejecute a lo máximo que de la tarjeta gráfica, ya que en cierto modo estamos activando la sincronización vertical pero controlada por la GPU. Por ejemplo, si tienes un monitor de 144 Hz con G-Sync es frecuente que los FPS oscilen siempre por debajo de esta cifra porque la GPU así lo está manejando.

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