Una de las capacidades que convierten al PC en el sistema de juegos definitivo es la capacidad de emular el funcionamiento de consolas de hace unos años. Lo cual nos permite disfrutar de sus juegos desde el ordenador sin tener la consola original. Sin embargo, es necesario un hardware que en requisitos y en comparación con el sistema emulado resulta en una exageración. ¿A qué se debe este fenómeno?
La mejor manera de emular un sistema previo es colocar la circuitería del mismo integrada de alguna que otra forma en el nuevo sistema. Sin embargo, cuando no tienes los derechos sobre ella y quieres hacer posible el poder jugar a los juegos de dicho sistema, tienes que tirar de un emulador. El cual es un programa que le permite entender el código de los programas del sistema que se quiere simular y que nuestro ordenador se comporte de la forma más cercana posible a la consola original. Sin embargo, conseguirlo de forma fiel no solo es un trabajo titánico, y más cuanto más complejos son los sistemas a emular, sino también por una serie de limitaciones.
¿Cuáles son las dificultades para emular una consola?
La principal y más importante es la falta de documentación de cómo funcionan ciertas funciones del hardware, y no por el hecho de no saber lo que hacen, sino como lo hacen. Simple y llanamente los juegos se encargan de ejecutar ciertas instrucciones en determinados momentos que tras un análisis del código nos sirven para saber lo que qué hacen, pero la clave está más bien en el cómo lo hacen.
Y aquí viene el gran problema de cara a la emulación actual y para entenderlo hemos de tener en cuenta que ciertas instrucciones de un sistema tienen unos tiempos específicos y dependencia de otras. De tal manera que si no se respetan pueden terminar provocando resultados inesperados en la emulación de los juegos o hasta el hecho de que estos dejen de funcionar.
No olvidemos que se trata de sistemas que han creado un único fabricante, que es quien controla la distribución y el desarrollo de los juegos y, por tanto, las herramientas y kits de desarrollo. No tiene la obligación de documentar el hardware a terceros, lo que lleva de cabeza a los creadores de los emuladores.
¿Y si la consola se basa en hardware de PC?
El otro ejemplo lo tenemos en las dos últimas generaciones de Xbox y PlayStation, las cuales utilizan hardware de PC, sin embargo, hay una serie de diferencias que hace que la emulación sea totalmente distinta en estos sistemas.
El sistema de arranque es distinto, lo que impide cargar de forma directa el sistema operativo de dichas consolas.
Las consolas usan una serie de procesadores especiales para ciertas tareas que no se encuentran disponibles en el PC. Un ejemplo bien claro son los DSP de audio integrados en el chip, que son dispares entre plataformas.
La mayoría de juegos se encuentran comprimidos con una clave, el proceso de descompresión requiere primero descubrirla y segundo tener la capacidad suficiente para hacerlo con la suficiente celeridad y que no afecta al rendimiento en el juego.
Las direcciones de memoria a las que están asignadas ciertas funciones de los periféricos se encuentran cambiadas entre sistemas, lo que puede dar ciertos errores en el funcionamiento.
En general, el hecho de que un sistema utilice un procesador de PC no lo convierte en un ordenador convencional y puede que en la trastienda hay detalles que no conocemos y que requieren un esfuerzo titánico para poderlos emular.
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